Aumentar el número de tropas, aligerarlas pero quedarse más tiempo o una retirada completa. Así resumieron ayer altos cargos del Pentágono las tres opciones que sopesan para los 141.000 soldados de EEUU desplegados en Irak, cuyo inmediato futuro es objeto de un debate encendido y creciente en los círculos políticos y militares de la capital estadounidense. Por el momento, la opción que parece abrirse camino es la de aumentar a corto plazo en 20.000 o 30.000 el número de tropas, con el objetivo de entrenar al Ejército iraquí y, después, disminuir drásticamente los soldados de EEUU hasta dejarlos en unos 60.000, sostuvo The Washington Post.

"La idea de que vamos a tener 141.000 soldados allí a estas alturas del año que viene no es razonable", advirtió el domingo una de las voces demócratas más prestigiosas, el senador Joseph Biden. Con ello, Biden reiteraba la postura general de la oposición, orientada a repatriar a los soldados comenzando en los próximos cuatro o seis meses.

UNA DECISION POR TOMAR Sin embargo, ayer, el presidente de EEUU, George Bush, clarificó que todavía no ha decidido qué hará con el tema más espinoso que tiene entre manos. "No he tomado ninguna decisión sobre aumentos o disminuciones de tropas, y no lo haré hasta que escuche lo que dicen diversas partes, incluyendo a nuestros militares", explicó el mandatario desde Bogor (Indonesia), donde finalizó un viaje oficial por Asia.

La opinión de los militares se resumirá en el estudio sobre Irak ordenado por el jefe del Alto Estado Mayor, general Peter Pace. Aunque es todavía secreto, el Post reveló ayer sus líneas generales. La primera de las tres opciones prevé aumentar considerablemente el número de tropas, hasta en cientos de miles, para poder hacer frente adecuadamente a la insurgencia. Sin embargo, los propios militares consideran esta vía poco probable, porque el Ejército de Estados Unidos no tiene suficientes soldados para hacer frente a tal aumento.

La retirada rápida tampoco cosecha muchas simpatías en la cúpula militar, porque puede desencadenar una sangrienta guerra civil en toda regla en el país.

LA ´COMISION BAKER´ Por ello, la vía más popular es la que consiste en aumentar a corto plazo las tropas para entrenar a los iraquís y, acto seguido, disminuirlas drásticamente, aunque sin eliminarlas del todo. Según el Post , en esta dirección puede ir también la recomendación del esperado informe del Grupo de Estudio sobre Irak, la comisión de 10 sabios que encabeza el exsecretario de Estado, James Baker.

Pero incluso mientras se clarifica el tema de Irak, en la Casa Blanca se sigue planificando una posible intervención en Irán. Según The New Yorker, el vicepresidente, Dick Cheney, está decidido a "llevar cabo una acción militar contra Teherán".

Ni siquiera la pérdida del control del Congreso en las recientes elecciones legislativas disuadirá a la Administración de Bush de estos planes, sostiene también el artículo del periodista Seymour Hersh, a pesar de que "la CIA no ha encontrado pruebas concluyentes hasta ahora de que exista un programa armamentista nuclear en paralelo al orientado a fines pacíficos declarado por Irán". Hersh asegura tener confirmación de estas conclusiones de la CIA, que la propia presidencia repudió ayer por ser "falsas".