Decidida a conseguir el apoyo del Consejo de Seguridad de la ONU a la guerra contra Irak, la Casa Blanca presentará el próximo miércoles ante los otros 14 miembros grabaciones de conversaciones entre funcionarios iraquís, realizadas por la supersecreta Agencia de Seguridad Nacional (ASN), para demostrar que el régimen de Sadam Husein ha estado engañando a los inspectores de armas, según aseguró ayer el semanario Newsweek. Estas grabaciones podrían ser el plato fuerte de las pruebas con que el secretario de Estado, Colin Powell, acudirá a la ONU, a librar la última y decisiva batalla diplomática en la crisis de Irak.

En las grabaciones se oyen frases como "mueve eso", "no informes de eso" o "¡ah!, no me puedo creer que no se dieran cuenta de eso", explica Newsweek, que se hace eco de lo ambiguo de esas frases, si no se clarifica sin amago de dudas a qué se refieren. Powell las reforzará con la presentación de fotos tomadas por los satélites-espía, para demostrar que Sadam juega al escondite con los inspectores de la ONU.

COMO UN BOSQUE EN LLAMAS

"No habrá una prueba irrefutable, pero cuando la gente oiga (las grabaciones) será como un bosque en llamas", declaró una fuente de la Administración de George Bush, para ilustrar el impacto que Washington espera lograr con estas revelaciones.

El hecho de que se haya accedido a presentar grabaciones electrónicas de la ASN revela la importancia que tiene para la Casa Blanca convencer de que la razón está de su lado en la crisis de Irak al remiso Consejo de Seguridad, 11 de cuyos 15 miembros siguen siendo partidarios de que se conceda más tiempo a las inspecciones antes de hablar de guerra.

Los datos de esta agencia se mantienen en el mayor secreto y se usan públicamente en muy escasas ocasiones. Una de ellas fue en 1986, cuando la Administración de Ronald Reagan las empleó para vincular al líder libio Muamar El Gadafi con el ataque terrorista a la discoteca La Belle, en Berlín occidental.

La plana mayor del Gobierno, incluyendo al vicepresidente Dick Cheney, el Consejo de Seguridad Nacional, el Departamento de Estado y la CIA trabajan afanosamente para armar a Powell con un abanico sólido de pruebas con las que el jefe de la diplomacia estadounidense pueda convencer a los otros 14 miembros del Consejo de Seguridad de la ONU, particularmente a los más opuestos a la guerra contra Irak, como Francia, Rusia, Alemania y China.

Los países más opuestos a la intervención quieren que Irak tenga también la posibilidad de responder a Powell y, con tal fin, Siria solicitó el viernes con el respaldo de Rusia, que se permita a su embajador acudir a la crucial reunión del miércoles.

REUNION CON BLAIR

Washington ha suavizado su inflexible posición para atraerse a los aliados más reacios al ataque. Así, el presidente Bush se mostró el viernes dispuesto a aceptar una segunda resolución del Consejo sobre Irak, siempre y cuando se discuta y apruebe "rápidamente" e incluya la opción de obligar a Sadam a desarmarse, y hasta llegó a discutir su posible texto con el primer ministro británico, Tony Blair, en la reunión que mantuvieron en la Casa Blanca y continuaron ayer en Camp David, la residencia presidencial de descanso cercana a Washington.

"Yo creo que habrá una segunda resolución", dijo ayer Blair mientras volvía a Londres. El líder británico se mostró confiado en que "en las próximas semanas quedará muy claro si Sadam está cooperando o no, y si no cumple, tendremos que actuar".