El Ejército de Estados Unidos traspasó ayer el control militar de la provincia de Al Anbar --la mayor de Irak y en el pasado la más violenta-- a las fuerzas de seguridad iraquís. "Al Qaeda ha perdido Al Anbar", dijo ayer en un comunicado el presidente de EEUU, George Bush. Para Washington, el traspaso de esta provincia suní supone un espaldarazo a la nueva estrategia militar puesta en marcha por el Pentágono. La cifra de acciones violentas y muertos se ha reducido considerablemente en Irak a lo largo de los últimos meses.

La ceremonia de traspaso de poderes se llevó a cabo en el centro de la ciudad de Ramadi. Se trata de la provincia número 11 (de un total de 18) que pasa a manos de los iraquís, pero es la primera de población mayoritariamente suní.

RECONQUISTA En el comunicado emitido ayer por la Casa Blanca, el presidente estadounidense dijo que Al Anbar había sido "reconquistada" para el pueblo de Irak. "Este éxito se debe a nuestras tropas, a las fuerzas de seguridad iraquís y también a la valentía de las tribus y otros civiles que han trabajado a nuestro lado", añade la nota.

Durante los tres primeros años después de la invasión, en marzo del 2003, esta provincia suní, que comparte frontera con Siria, Arabia Saudí y Jordania, fue uno de los principales centros de operaciones de los grupos de la resistencia iraquí y de los terroristas de Al Qaeda.

Más de una cuarta parte de los 4.150 soldados estadounidenses muertos hasta ahora en Irak cayeron en esta provincia. Fue en Faluya, una de las principales ciudades de Al Anbar, donde el Ejército norteamericano lanzó dos de las ofensivas más importantes registradas hasta ahora en esta guerra.

Pero a finales del 2006 empezó a cambiar el escenario. El alto mando estadounidense optó por ganarse la confianza de las tribus sunís de la región, que estaban hartas de las matanzas indiscriminadas de civiles llevadas a cabo por los terroristas de Al Qaeda. Las tribus se organizaron entonces en el llamado movimiento "Despertar", una suerte de grupos de autodefensa armados y apoyados por los estadounidenses. Estos grupos tienen ahora roces con las fuerzas de seguridad iraquís, que están controladas por los chiís.

Los 28.000 soldados de Estados Unidos que permanecen en Al Anbar se replegarán a sus bases militares y únicamente saldrán en el caso de que las fuerzas iraquís requieran de su apoyo. "Cuanto más entrenadas y equipadas estén nuestras fuerzas, menos necesitaremos a las de la coalición", afirmó el consejero de seguridad iraquí, Mouaffak Roubaie, que asistió a la ceremonia en representación del Gobierno de Bagdad.

NUEVO EDIFICIO Mientras, el secretario general de las Naciones Unidas, Ban Ki-moon, dijo ayer que la ONU construirá en Bagdad un edificio más grande y que ofrezca una mayor seguridad que el que destruyó un atentado en agosto del 2003. Ban aseguró que la mejor manera de honrar a los 22 fallecidos en la explosión es "asegurar" la presencia de la ONU en Irak.