"Un muro se construye entre enemigos, no entre hermanos". Estas palabras de Jaled Meshal, líder de Hamás en el exilio, reflejan la desesperación que ha generado en los islamistas la decisión de Egipto de construir un muro subterráneo en su frontera con Gaza para poner fin al tráfico de los túneles de contrabando. El proyecto está llamado a aislar completamente la Franja, privándola de la única vía comercial que mantiene abierta con el mundo. Para Hamás es el tiro de gracia, un castigo a sus desplantes y a su alineamiento con los enemigos de El Cairo.

El muro empezó a construirse el mes pasado, y cuando se complete, en un plazo previsto de 18 meses, abarcará 11 de los 14 kilómetros de la frontera entre Egipto y Gaza. Sus placas de acero, inmunes a los explosivos y a la corrosión, descenderán hasta los 20 metros de profundidad. Ese recorrido se antoja suficiente para obturar la salida de la mayoría de los 1.100 pasadizos actualmente operativos.

SIN AGUJEROS De ese modo, el flujo de mercancías, materias primas y armas podría detenerse, dejando al Gobierno de Hamás sin uno de sus últimos argumentos para defender su gestión en la Franja. La jaula, sometida a más de tres años de embargo israelí y egipcio, se quedaría sin agujeros.

El Cairo justifica el proyecto como necesario para defenderse de las "amenazas" a su seguridad nacional. El columnista del diario oficialista egipcio Al Ahram , Nabil Abdel Fatal, las detalla a este diario: "La inestabilidad de Gaza, el radicalismo de sus milicias islámicas y el comercio de armas, en el que participan clanes de beduinos egipcios, son un peligro para Egipto. Había que reafirmar la soberanía nacional".

A nadie se les escapa otro factor: la presión de Washington desde hace años, en nombre de Israel, para sellar la frontera. Según la BBC, EEUU ha fabricado el muro de acero y en su instalación participan ingenieros militares estadounidenses.

Los recelos de Egipto hacia Hamás no son nuevos. Los fundamentalistas son la rama palestina de los Hermanos Musulmanes, el principal partido de oposición al régimen de Hosni Mubarak. Desde su triunfo electoral en el 2006, Egipto se ha esforzado en cortarle las alas a Hamás. De momento, Hamás ha reaccionado al muro con críticas desde sus medios y una manifestación que se saldó con la muerte de un policía egipcio. Ayer, en otra protesta en el Líbano, se lanzaron piedras contra la embajada egipcia. La pregunta es qué pasará con la población.