Cientos de personas permanecen desaparecidas tras el naufragio, este miércoles, de un barco con entre 400 y 600 pasajeros a bordo en aguas del Mediterráneo, frente a las costas de Egipto. Hasta este jueves habían sido rescatadas con vida 164 personas y se habían recuperado 50 cadáveres. Las autoridades egipcias continuaban la búsqueda, cada vez con menos esperanzas.

Entre los rescatados figuran cuatro marineros egipcios que han sido detenidos. Sin embargo, los propietarios de la embarcación y otros implicados en el tráfico de personas permanecían huidos.

El barco, de madera, zarpó de un punto no determinado entre las localidades de Burg Rashid (unos 240 kilómetros al norte de El Cairo) y Baltim, en la región del Delta del Nilo, una zona despoblada y de orografía complicada. Desde ahí suelen partir barcos con emigrantes, normalmente con destino a Italia.

"EL BARCO SE HUNDE"

Saíd Abú Hamed estaba durmiendo en casa cuando sonó el teléfono. Era su sobrino, Mohamed Mabruk: "'¡Tío, ayúdame, ayúdame! La gente está muriendo, el barco se hunde, hay agua por todas partes', me decía. Oía de fondo a gente gritando, pidiendo socorro. Fue horrible. No sé cómo voy a poder olvidar esto", explicó a Reuters. Mohamed es uno de los supervivientes.

Uno de los pasajeros Ahmed Darwish, de 27 años, explicó que la embarcación había esperado durante dos días en el mar para que los traficantes acabaran de abarrotarlo. Pero a medida que subía más gente, el barco empezó a inclinarse, cundió el pánico y empezaron a caer al agua. Darwish, que se recupera en el hospital de Burg Rashid, afirma que pasó siete horas en el mar, hasta que logró hacerse ver por un pesquero.

"SI FUÉRAMOS EXTRANJEROS..."

De hecho, varios allegados de las víctimas fueron muy críticos con la operación de salvamento de la Armada egipcia. Gamal Asad también recibió de madrugada una llamada de su hermano Basem, de 17 años. "Inmediatamente llamé a la Guardia Costera, pero no se movió en absoluto. Fueron los barcos de pesca los que les salvaron", afirmó. A la llegada al puerto de Burg Rashid de un pesquero con otros 12 cadáveres. varios familiares increpaban a los militares. "Si fuéramos extranjeros, italianos o franceses, sí habrían hecho algo", gritaba uno de ellos.

Egipto se ha convertido en el segundo país de partida, por detrás de Libia, de los inmigrantes que se echan a la mar, según la Organización Internacional para las Migraciones (OIM). Entre los pasajeros había egipcios, sirios y africanos de varias nacionalidades, entre ellos sudaneses, somalís y eritreos.