La ejecución que radicales iraquís hicieron anoche del traductor surcoreano secuestrado ha conmocionado a Corea del Sur, en donde se ha reabierto la polémica en torno al envío del segundo contingente militar a Irak, previsto para agosto.Seúl ha confirmado esta madrugada el asesinato de Kim Sun Il, cuyo cadáver ha sido encontrado por militares estadounidenses a 30 kilómetros de Faluya, cinco días después de ser secuestrado por un grupo armado Monoteísmo y Jihad, que asegura pertenecer a Al Qaeda.Los captores habían exigido al Gobierno la retirada de los 600 médicos e ingenieros militares surcoreanos ya desplegados en el sur de Irak, y la suspensión del envío del segundo contingente de 3.000 soldados que se prepara para salir en agosto.En Busan, en el sur del país, los familiares de la víctima han quedado sobrecogidos por su muerte porque ha truncado el hilo de esperanza que a última hora de ayer produjeron las noticias de que el secuestrado estaba vivo y que el grupo terrorista había ampliado el plazo para decapitarle.Los padres, Kim Jong Kyu (69 años) y Shin Young Ja (59 años), se han desmayado al recibir la noticia y han tenido que ser trasladados a un hospital de urgencias, mientras que las hermanas lloraron su dolor con desolación y gritos.Desde el hospital los padres han mostrado su ira por la actitud del Gobierno y han rechazado cualquier ayuda financiera gubernamental. "Ha muerto nuestro hijo porque el Gobierno reiteró el envío de tropas a pesar de que estaba bajo amenaza de ser asesinado. Vamos a enterrar sus restos en el Ministerio de Asuntos Exteriores", han declarado los padres a la prensa.