El ex vicepresidente iraquí Taha Yasín Ramadán fue ahorcado esta madrugada, el mismo día en que se cumplía el cuarto aniversario del comienzo de la invasión de Irak por tropas estadounidenses. Según informó la televisión oficial Al Iraqiya, que cita "fuentes gubernamentales", Taha Yasín Ramadán fue ejecutado antes del amanecer, hacia las tres de la madrugada local (tres horas menos gmt).

Pocas horas antes, el gobierno iraquí había pedido a las tropas estadounidenses en Irak que les entregasen a Ramadán, que estaba aún bajo su custodia, para proceder a su ejecución, y habían avisado a los familiares del ex vicepresidente de que en unas pocas horas moriría en la horca. Ramadán se convierte así en el tercer dirigente del régimen de Sadam que es ejecutado, tras el mismo Sadam (ejecutado el 30 de diciembre), el hermanastro de éste, Barzan al Tikriti, y el antiguo jefe del Tribunal Revolucionario Awad al Bandar, ejecutados ambos el 15 de enero.

Uno de los más duros

El gobierno iraquí ha desoído así la multitud de llamamientos recibidos de todo el mundo para que no ejecutase a Ramadán, entre ellos el propio secretario general de la ONU, Ban Ki-Moon, que pidió conmutarle la pena de muerte por otra de prisión. Taha Yasín Ramadán, de origen kurdo, estaba considerado uno de los más duros del régimen de Sadam Husein, y en el momento de la invasión, hace ahora cuatro años, ocupaba la vicepresidencia de la república, tercer cargo en importancia del régimen.

Ramadán fue en un principio condenado a cadena perpetua, pero el propio Gobierno iraquí apeló la sentencia y entonces el Tribunal de Casación la elevó hasta la ejecución en la horca, al igual que ocurrió con Sadam Husein y los otros dos colaboradores ahorcados junto a él el pasado 30 de diciembre.

El que fuera número tres del régimen de Sadam fue declarado culpable en el llamado "caso Duyail" por la muerte de 148 chiíes en la localidad de Duyail en 1982, que fueron procesados en juicios sumarísimos por su participación en un intento frustrado de asesinato del entonces presidente. Durante su proceso, Ramadán se declaró en todo momento inocente y negó cualquier implicación en ese caso.