El drama humano de los dos adolescentes electrocutados cuando pensaban que huían de la policía en Clichy-sousBois ha puesto sobre el tapete el grave problema existente en las ciudades dormitorio de la periferia de París y de otras ciudades francesas. Oficialmente, 751 de estos barrios sensibles han sido censados. En estos suburbios se concentra una población, en su mayoría de origen inmigrante, donde el fracaso escolar, el paro, el empleo precario y la delincuencia es la imagen habitual, junto a una progresión de movimientos islamistas.

Se trata de auténticos guetos donde ni siquiera la policía se atreve a penetrar. Ni los derechos humanos ni los principios básicos de la ley son respetados, y la violencia es moneda corriente.

La prueba de lo grave de la situación está en que el Ministerio de Asuntos Sociales tiene un departamento para "la cohesión social" y que existe un Observatorio Nacional de Zonas Urbanas Sensibles.

La chispa de la actual explosión de violencia no ha sido tanto la muerte de los dos adolescentes, sino las palabras del ministro de Interior, Nicolas Sarkozy, quien trató de "gentuza" a los jóvenes. La crisis es tan profunda que no se teme el "contagio" del conflicto, sino una toma de conciencia en estos barrios de que "no hay solución".