Aeste ritmo va a ser muy difícil que los 25.000 desplazados palestinos puedan regresar a sus casas del campo de refugiados palestino de Nahar al Bared. El Ejército bombardeó ayer con toda su maquinaria bélica las calles y los edificios en los que se han atrincherado los yihadistas sunís de Al Fatá al Islam. La consigna del débil Gobierno libanés, cuya retórica cambia según las circunstancias, vuelve a ser concluyente. "La única opción de la banda terrorista es rendirse ante la justicia y entregar las armas", afirmó ayer su primer ministro, Fuad Siniora. Además de morteros y cañones de 155 milímetros, los militares emplearon por primera vez helicópteros, los Gazelle de fabricación francesa, que lanzaron misiles y ráfagas de ametralladora. Los dos edificios más altos del campo quedaron arrasados.

Pero la resistencia de la guerrilla sigue siendo feroz. "De ninguna manera vamos a rendir nuestras armas, son nuestro orgullo", dijo ayer el portavoz de AFAI, cuya organización aseguró que combatirá "hasta la última gota de sangre". El todo o nada al que vuelve a jugar el Ejército le está costando un precio muy caro. Dos soldados cayeron abatidos por una granada antitanque la madrugada del sábado y un tercero murió durante el día, elevando a seis los muertos en las últimas 48 horas. Con ellos ya son 41 los militares fallecidos, a los que hay que sumar medio centenar de muyahidines y al menos 20 civiles.

VECINDARIOS PERIFERICOS Algunas señales apuntan a que los militares habrían tomado los vecindarios periféricos y luchan cuerpo a cuerpo en algunos barrios. Aunque esta última información fue desmentida por el Ejército. La pregunta es por qué se está dilatando la invasión a gran escala, necesaria y a priori más inocua para los civiles que los bombardeos indiscriminados, si el Gobierno libanés tiene la autorización de la OLP para vulnerar el acuerdo de El Cairo de 1969, que deja a expensas del Ejército la entrada en los campos palestinos. Un portavoz militar dio, quizás, una pista poco convincente: "No tenemos ningún plazo para la batalla, nuestra prioridad es que no mueran civiles". La prohibición impuesta a la prensa para entrar en el campo imposibilita conocer con detalle el estado de la población civil. Un comandante de Al Fatá en Nahar al Bared aseguró que los cerca de 5.000 civiles que, según Naciones Unidas, quedan en esta localidad se han concentrado en el sector sur.

El jefe de su partido y líder de la mayoría parlamentaria, Saad Hariri, afirmó que esta crisis, provocada según el Gobierno por AFAI, busca paralizar el Estado e "impedir la elección presidencial" en septiembre.