Apetición de las fuerzas iraquís, las tropas británicas se unieron ayer a los combates que enfrentan desde el pasado lunes en Basora al Ejército iraquí y a los radicales chiís del Ejército del Mehdi. Pese a que la situación de los civiles se deteriora y los enfrentamientos se extienden por el país, el clérigo radical Moktada al Sadr pidió ayer a los milicianos del Ejército de Mehdi que no se rindan y que continúen la lucha. La aviación estadounidense volvió a atacar ayer por tercer día consecutivo la ciudad petrolera del sur del país.

Sadr hizo un llamamiento a sus seguidores para que "no entreguen las armas, salvo a un Estado que tenga voluntad de acabar con la ocupación" de tropas extranjeras. Esta es la respuesta del líder religioso a la oferta de cambio de armas por dinero que hizo el pasado viernes el primer ministro iraquí, Nuri al Maliki, y con la que intenta mermar las fuerzas sadristas. La oferta de Maliki ha tenido un efecto contrario. Un grupo de policías y soldados entregaron voluntariamente sus armas al Ejército de Mehdi en el distrito de Ciudad Sadr, en Bagdad, según informó la agencia Reuters.

El desafío de Sadr, que los días previos manifestó su deseo de negociar una salida a la crisis, complica todavía más la situación. Además, Maliki volvió a reiterar ayer su intención de llegar hasta el final en su pulso contra el Ejército del Mehdi. "No saldremos de Basora hasta que hayamos restablecido la seguridad y sean castigados todos aquellos que apuntan sus armas contra el Estado. Esta es una batalla crucial y decisiva", manifestó. El primer ministro dijo que los sadristas "son peores que Al Qaeda".

En uno de los bombardeos de la aviación de EEUU a Basora murieron ocho personas. Las bombas cayeron al despuntar el alba en una casa del barrio de Baath, al noroeste de la ciudad. Fuentes de la policía iraquí aseguraron que todas las víctimas mortales eran civiles, entre ellos dos mujeres y un niño.

Horas después, dos bombas impactaron contra un edificio de Qarmat Ali, desde donde un grupo de milicianos disparaban a soldados iraquís. No se informó del número de víctimas. En Bagdad, donde el toque de queda se ha prolongado indefinidamente, proyectiles de mortero volvieron a estallar en la Zona Verde, sede del Gobierno iraquí y de embajadas occidentales.

MUERTE DE CIVILES Los combates continuaron en Hilla y Nasiriya y de manera especial en la ciudad santa chií de Kerbala, a 110 kilómetros al sur de Bagdad, donde el Ejército iraquí acabó con la vida de 12 milicianos e hirió otros 25, según informaron las autoridades. El Ministerio de Sanidad, próximo al movimiento sadrista, cifró en 75 los civiles muertos y en más de 500 los heridos en los combates que se han registrado los dos últimos días en el distrito de Ciudad Sadr y otros barrios de Bagdad.