Casi un año después de que las fotografías de abusos y torturas en Abú Graib abrieran una de la mayores crisis recientes en el Ejército de EEUU, el propio Ejército ha exculpado a cuatro de sus mandos de lo ocurrido en la cárcel bagdadí, incluido el general Ricardo Sánchez, el oficial de mayor rango investigado. El informe, que el Ejército ve definitivo y que no se ha hecho público de forma oficial, no satisface ni a algunos demócratas ni a organizaciones como la Unión Americana de Libertades Civiles, que lo denuncian como una forma de "archivar" la polémica.

La investigación interna empezó en octubre y ha sido dirigida por el general Stanley Green, inspector general del Ejército, que estuvo al frente de un equipo de 10 personas. En esa investigación se intentó determinar si era cierto que Sánchez --general de tres estrellas-- y tres de sus ayudantes no hicieron lo posible para prevenir o detener las torturas en Abú Graib.

"SIN FUNDAMENTO" Tras revisar otras 10 investigaciones de Defensa y entrevistar a 37 altos mandos de la Administración, incluido el exenviado especial de Washington en Irak Paul Bremer, la conclusión fue que esas acusaciones "no tenían fundamento".

Sánchez, que fue colocado al frente de las tropas en Irak en junio del 2003 y estuvo hasta julio del 2004, sólo se enfrentaba a acusaciones de "lapsus" en sus tareas.