La franja de Gaza vivió ayer su segunda jornada de guerra abierta. Cinco soldados israelís murieron en una emboscada en Rafah muy similar a la del martes en la ciudad de Gaza. La Yihad Islámica aseguró que también se había quedado con restos de los militares, y poco después, el Ejército israelí entró en el campo de refugiados de Rafah, en la frontera con Egipto. Cinco palestinos murieron en distintas represalias.

La Yihad y las Brigadas de Mártires de Al Aksa hicieron estallar una bomba al paso de una excavadora y tres soldados resultaron heridos. La peor parte se la llevaron los ocupantes del blindado, que se acercó a socorrer a las víctimas, ya que entonces estalló un segundo artefacto que dio muerte a los seis ocupantes del vehículo. Una docena de palestinos, en su mayoría niños, resultaron heridos.

Diplomáticos egipcios y representantes de la Cruz Roja ejercieron de mediadores para lograr la entrega de los restos de los soldados israelís muertos el martes. La Yihad condicionó la entrega a que el Ejército israelí se retire de Gaza y devuelva restos de algunos de los suicidas.