Israel prometió detener durante 48 horas los bombardeos aéreos después de la masacre de Qana, en la que murieron al menos 57 personas, entre ellas 37 niños, pero, con menor intensidad que en días precedentes, sus aviones siguen abriendo fuego en el sur del Líbano. La artillería, a la que no afecta el alto el fuego parcial anunciado en la noche del domingo al lunes, continuó disparando. Una camioneta fue alcanzada por un misil en un puesto fronterizo con Siria, hiriendo, de paso, a cuatro funcionarios de aduanas libaneses. Eso sí, aprovechando la relativa calma, miles de libaneses salieron de sus refugios y enfilaron sus coches hacia el norte del país, tras pasar días encerrados en sótanos y plantas inferiores de las casas.

La justificación de las autoridades militares israelís para los ataques aéreos de la jornada de ayer es que el Ejército se reservaba el derecho de abrir fuego contra las lanzaderas de katiuskas de Hizbulá. Según las fuentes libanesas, la camioneta transportaba ayuda humanitaria desde Siria, pero los aviones israelís aparentemente la tomaron por una lanzadera de proyectiles, un error que se ha repetido con frecuencia durante la campaña militar israelí contra el Líbano. Otros ataques israelís contra el Líbano se produjeron en una zona centro de la frontera sur, entre el Líbano e Israel y una base naval libanesa en Qasmiyeh, donde murió un soldado libanés y tres resultaron heridos.

RESCATAR CUERPOS Con la relativa pausa en las hostilidades en el sur del país, los equipos de rescate han empezado a rescatar cuerpos entre los escombros que no habían podido ser recogidos por la inseguridad en las carreteras. Tan solo en la aldea de Srifa, aparecieron los cadáveres de unos 20 civiles que murieron en la noche del miércoles al jueves pasados. Como fantasmas resurgiendo entre ruinas, iban apareciendo civiles, ancianos, personas impedidas, todos ellos sin posibilidad alguna de huir de los bombardeos pese a las advertencias israelís. Según el Ministerio de Sanidad libanés, entre 150 y 200 personas están bajo los escombros en las aldeas bombardeadas por la aviación israelí.

Los millares de refugiados que huían del sur libanés bombardeado colapsaron ayer los accesos de Sidón, entre Tiro y Beirut. "Miles de vehículos han convergido hacia Sidón, y las entradas de la ciudad han estado completamente bloqueadas", explica una fuente local a France Presse. "Centenares de vehículos no han hecho nada más que pasar, y se dirigían hacia el norte, aunque otras se detuvieron y sus ocupantes pidieron ayuda a las alcaldías", añadieron.

"DISPARABAN MUCHO" "La artillería, desde los barcos y desde los tanques disparaba muchísimo, como locos", aseguró por teléfono una trabajadora de una oenegé internacional que viajó por las montañas. "Pude ver cómo la gente retiraba cadáveres con sus manos, en Bint Yebeil llegué a ver cabezas", explicó a este corresponsal desde Tiro la misma fuente, que logró llegar hasta Bint Yebeil, en la frontera con Israel, donde tuvieron lugar combates entre las milicias de Hizbulá y el Ejército israelí.

Hizbulá, que había prometido vengar la muerte de los civiles en Qana del día anterior, aseguró haber destruido un barco de guerra israelí en las costas de Tiro, un extremo que el Estado hebreo desmintió.

RESPALDO DE FRANCIA Mientras, en Tiro (Beirut), la diplomacia parecía moverse. El ministro francés de Asuntos Exteriores, Philippe Douste-Blazy, hizo ayer acto de presencia en el Líbano, donde enfatizó la "convergencia" de posiciones entre Beirut y París. Tras la masacre, de Qana, el primer ministro libanés, Fuad Siniora, exigió un alto el fuego incondicional antes de iniciar la negociación. Douste-Blazy pidió en Beirut que Irán, principal valedor de Hizbulá, fuera incluido en las negociaciones. La detención de los combates es "una prioridad y una urgencia", dijo Douste-Blazy, quien también solicitó "un levantamiento del bloqueo" impuesto por Israel.

La masacre de Qana ha supuesto un vuelco radical en el desarrollo de la contienda y ha apagado las voces de aquellos que en el Líbano se oponían a la guerra y criticaban a Hizbulá por provocar a Israel.