Hebrón vivió ayer una jornada de ilusoria calma, rota por esporádicos disparos que de vez en cuando rompían el silencio impuesto por el toque de queda. Después de tres semanas de repliegue, el Ejército israelí tomó de nuevo la ciudad dividida como respuesta al ataque del viernes en el que murieron nueve militares, tres colonos y tres activistas de la Yihad Islámica.

Volvieron el toque de queda, los arrestos y unos militares que no se fueron. También se espera la violencia, por represalia militar o por venganza de los colonos.

"Aquí jamás habíamos sufrido un ataque como éste. No puedo hablar en nombre de todos los colonos, pero estoy seguro de que habrá algunos que querrán responder. Los palestinos tienen motivos para preocuparse", afirmaba Jonathan Stern, un soldado vestido de colono que vive en el asentamiento de Kiryat Arba.

OJO POR OJO

Israelí desde hace cinco años --su inglés delata su origen estadounidense--, Stern auguraba uno de los temores tras el ataque: una venganza de los extremistas colonos de Hebrón. Ayer, mandos militares trataban de persuadir a sus líderes de que no "entorpezcan las operaciones militares".

El Ejército tampoco está muy contento. Entre los nueve militares fallecidos está el coronel Dror Weinberg, el comandante de la Brigada de Hebrón, el oficial de más alta graduación caído en la Intifada. A unos metros de donde murió, su sucesor provisional, el coronel Noam Tibon, reconoció que la emboscada fue un duro golpe y advirtió: "Haremos lo que podamos para matar a los responsables, y acabar con la Yihad Islámica y Hamas en Hebrón".

El Ejército busca a los jefes y a los cómplices de los tres activistas que murieron. Tibon dijo que los palestinos no atacaron a los colonos que regresaban de rezar, sino a un todoterreno militar. Los tres colonos --que lucharon junto a los soldados-- y la mayoría de soldados murieron en un tiroteo en una calle estrecha. Allí están las tres casas que el Ejército destruyó. Dos, vacías. En la tercera vivían 15 personas ahora sin techo que ayer, con ayuda de sus vecinos, recogían lo que podían.

El Gobierno israelí ha anunciado que no expulsará a Yasir Arafat. A cambio, siguen las ofensivas. Ayer, dos presuntos miembros de Yihad Islámica y una joven de 21 años murieron en Yenín y Naplusa.