Haitham al Badri, jefe de la rama de Al Qaeda en la provincia iraquí de Salahudín y cuya participación fue decisiva en los dos atentados que destruyeron, en febrero del 2006 y en junio pasado, el mausoleo chií de Samarra, ha perdido la vida en una vasta operación militar lanzada conjuntamente por el Ejército iraquí y paracaidistas de EEUU y en la que, además, han sido arrestados desde el pasado martes un total de 80 militantes extremistas.

Sobre las espaldas de Badri descansa probablemente la responsabilidad de haber prendido la mecha de la guerra civil que ensangrienta Irak desde el invierno del 2006.

EL INICIO Fue tras el atentado de febrero contra el mausoleo chií de Samarra --donde reposan los restos mortales de dos de los 12 imanes de esta confesión musulmana-- y que destruyó su cúpula construida hace 1.200 años, cuando estalló el conflicto entre sunís y chiís que devasta al país desde entonces y que ha obligado a millones de ciudadanos a dejar sus hogares.

Asimismo, a Badri, cuyo cadáver ha sido identificado por su familia, se le considera responsable del segundo atentado contra ese lugar sagrado del chiísmo, el pasado junio, que redujo a escombros los dos minaretes que quedaban en pie. También se le atribuye el asesinato de la periodista iraquí Atwar Bahjat, que trabajaba para la cadena Al Arabiya, junto a su cámara y a su técnico de sonido, en los días siguientes al primer atentado en Samarra.

La vasta operación militar conjunta entre militares iraquís y estadounidenses no impidió ayer que nuevos episodios de violencia entre sunís y chiís vieran la luz y acarrearan la destrucción a diferentes regiones. Varios disparos de mortero impactaron al amanecer en una cola de vehículos que esperaba su turno frente a una gasolinera del este de Bagdad para poder repostar. El resultado del ataque fue el fallecimiento de al menos nueve personas y la destrucción de al menos 13 coches. Además, otros 11 civiles resultaron heridos de diversa consideración.

CIVILES Y MILITARES No únicamente civiles iraquís pierden la vida como consecuencia de la guerra. Ayer se supo que otros cuatro soldados estadounidenses resultaron muertos entre el sábado y el domingo en diversas operaciones de combate que tuvieron lugar en la capital, Bagdad. En total, 3.665 militares norteamericanos han fallecido hasta el momento en el país árabe desde la invasión anglonorteamericana en el 2003.