Pasan los meses y la tensión en las calles de Bangkok no mengua. El distrito financiero de Silom amaneció ayer limitado con alambre de espino y miles de soldados con rifles de asalto. Los miles de camisas rojas que piden la disolución del Gobierno habían anunciado el pasado sábado que iban a marchar ayer sobre Silom, el Wall Street tailandés. La medida gubernamental es preventiva: dos semanas atrás, el intento militar de echar a los manifestantes del distrito histórico desencadenó una batalla campal que dejó 25 muertos y 100 heridos. Aquella jornada, la más sangrienta en 18 años, quebró la tónica pacífica de las protestas hasta entonces.

Los seguidores del Frente Unido para la Democracia, como se denominan los camisas rojas, rehusaron entrar en Silom, pero anunciaron una acción importante para hoy.