Los 1,68 metros de altura de Nicolas Sarkozy no solo obligan a su esposa, Carla Bruni (1,70 metros), a calzar zapatos planos. Los obreros que debían participar en un acto del presidente francés fueron seleccionados en función de la talla, para evitar que nadie sobrepasara al jefe del Estado. El ridículo celo de los servicios del Elíseo por proteger la imagen del jefe del Estado ha sido descubierto por una televisión belga, presente en la visita de Sarkozy, la semana pasada, a la fábrica Faurecia. El periodista preguntó a una de las trabajadoras que ocupaban la tribuna detrás de Sarkozy si había sido seleccionada por su estatura. "Sí", respondió la mujer. El Elíseo ha desmentido haber realizado un casting del personal en función de su altura.