El embajador de Costa de Marfil en España, Paul Ayoman, permanece 'atrincherado' en Madrid leal al todavía presidente del país africano, Laurent Gbagbo, lo que ha llevado al Gobierno español a romper en la práctica el diálogo con él al inclinarse por Alassane Ouattara, elegido por las urnas. España, en línea con la comunidad internacional, reconoció como nuevo presidente a Ouattara después de obtener la victoria en las elecciones del pasado 28 de noviembre. El pulso entre el presidente electo y el saliente, en el poder desde 2000, derivó en los enfrentamientos armados en la capital económica, Abiyán, y en otras ciudades del país que han costado la vida a varios cientos de personas. A pesar de que el Ministerio de Asuntos Exteriores ha dado la espalda al embajador marfileño, con quien sólo se comunica a través de cartas, la intención de éste es seguir en su puesto en Madrid hasta que Gbagbo no renuncie. "Seré leal al presidente (Gbagbo) y, sobre todo, a nuestra Constitución", ha asegurado Ayoman en una entrevista con Efe. El retrato de Gbagbo preside el interior de la embajada y el de su despacho, donde también ocupa un lugar destacado la fotografía con Don Juan Carlos cuando le entregó las cartas credenciales en noviembre de 2008. El embajador no fue invitado a la recepción del Rey al cuerpo diplomático el pasado mes de enero, cuando el Gobierno ya había dado su aval a Ouattara. España, en cambio, no ha ido tan lejos como Francia, que destituyó al embajador en París a finales de diciembre por ser pro Gbagbo. Según Ayoman, España debería "corregir" su postura y no aceptar la "ocupación" militar de su país llevada a cabo por Francia, potencia colonial de Costa de Marfil hasta 1962. "España es un país libre y soberano, tiene derecho a tomar una posición, pero puede caer también en el error". "Le diría a la ministra (Trinidad Jiménez) que trate de entender mejor nuestra postura antes de tomar decisiones difíciles. No quisiera dar lecciones a España, pero debe adoptar una posición neutra para que, tarde o temprano, la verdad salga adelante", ha argumentado con tono sosegado. España tiene que mirar a África de "manera amistosa, porque tiene un futuro que querríamos compartir", como, a su entender, sí comprendía el anterior ministro de Exteriores Miguel Ángel Moratinos. El embajador sí ha agradecido al Gobierno la protección que la policía ha dado a su legación cuando se ha visto amenazada en los últimos meses por algunos manifestantes. Ayoman, de 62 años y diplomático de carrera, asegura que Gbagbo, recluido en los sótanos del palacio presidencial con su familia desde hace días, está dispuesto al diálogo y a buscar una solución, siempre que sea sin injerencias externas. En su opinión, Costa de Marfil es un "país soberano" y tiene derecho a que su Constitución, "como la de España", sea respetada. Resignarse a aceptar la exigencia de la ONU y de potencias como Francia de que Gbagbo ceda el poder "sería traicionar a su pueblo". "La comunidad internacional tiene la fuerza, pero la democracia viene del pueblo", advierte el diplomático marfileño.