El embajador israelí en la sede de la ONU de Ginebra, Eviatar Manor, reclamó hoy al Consejo de Derechos Humanos (CDH) que "ponga fin al trato injusto" hacia su país, aunque subrayó su compromiso para restablecer sus relaciones con este organismo multilateral, del que se desvinculó en marzo de 2012.

Manor precisó a los periodistas a su salida del CDH que el "retorno definitivo" de Israel a él depende de dos condiciones: de su inclusión en alguno de los grupos geográficos dentro del Consejo y de la limitación del uso del "punto 7" de las normas de este organismo.

Este punto determina que en todo encuentro habrá un debate, por separado, en relación a la situación de los derechos humanos en Israel y Cisjordania; asunto que, según Manor, "es una discriminación" porque Israel es el único estado para el cual fue establecido un punto específico.

Sobre su entrada a alguno de los grupos geográfico, Manor aclaró que los países europeos "han mostrado simpatías" hacia la propuesta de Israel de ser incluido en el grupo de 'Occidente y otros países'.

"Espero que nuestra presencia hoy aquí marque el camino para restaurar la equidad y justicia respecto a Israel y confío en que nuestro continuo compromiso diplomático nos permita volver de manera definitiva al Consejo", señaló, horas antes, Manor en su intervención ante el CDH.

Hasta ayer no se confirmó la presencia de una delegación de Israel en el Consejo, que somete hoy a este Estado a un informe sobre la situación general de los derechos y libertades en él, un mecanismo conocido como Examen Periódico Universal (EPU) que todos los miembros de este organismo pasan cada cuatro años.

El embajador precisó que la decisión de presentarse a esta prueba "no ha sido fácil", pero es un reflejo del "compromiso de Israel con el respeto a las resoluciones de la ONU y los derechos humanos".

Israel dejó de colaborar con el CDH en marzo de 2012 porque, a su juicio, este órgano actuaba de manera parcial y politizada en su contra por el espacio que ofrecía a los debates sobre la situación de los territorios palestinos ocupados y sus condenas a Tel Aviv por su política en esta materia.

Sobre esta cuestión, Manor admitió que el "principal desafío" del Estado de Israel es "la relación con los palestinos", aunque abogó por una "reconciliación histórica" y destacó la determinación de Israel para "poner fin de una vez por todas" al conflicto territorial.

Como prueba de este compromiso, Manor se refirió a la decisión de liberar presos palestinos como "medida para restablecer la confianza", ya que esta madrugada Israel pondrá en libertad a 26 reclusos "con las manos manchadas de sangre" que cumplen condena desde antes de los acuerdos de paz de Oslo, de 1993.

Se trata de la segunda tanda de presos liberados, tras la efectuada el pasado 13 de agosto, que benefició a otros 26, como parte del acuerdo que condujo a la reanudación de las negociaciones de paz en julio pasado y que permitirá la liberalización de 104 reos en diversas fases.

A este respecto, el vicefiscal general de Israel, Shai Nitzan citó varias disposiciones legales aprobadas por su país para mejorar la situación de los palestinos que viven en Cisjordania, como la concesión de 5.000 permisos de trabajo a palestinos en Israel en el último año, que se suman a los 70.000 ya existentes.

Sin referirse en ningún momento a la situación de los palestinos de Gaza, Nitzan también destacó los esfuerzos para mejorar la vida diaria de los habitantes en Cisjordania, como el alivio de las restricciones a la libertad de movimiento de éstos, medidas que, aclaró, se tomaron "para evitar que los terroristas salieran de esa área".

"Actualmente, sólo hay unos pocos puntos de control en ese territorio que normalmente están abiertos, lo que implica que prácticamente no hay restricciones de movimiento entre pueblos y ciudades palestinas", indicó.