El cardenal francés y embajador volante del Vaticano Roger Etchegaray salió ayer rumbo a Bagdad con una carta de Juan Pablo II para Sadam Husein, en la que se "invita a las autoridades iraquís a respetar las resoluciones de las Naciones Unidas y el derecho internacional, lo que solicita también a EEUU y sus aliados". El resultado de la misión de Etchegaray puede incluso desembocar en una mediación, por ahora impensable, entre Irak y EEUU.

El también conocido como enviado para misiones imposibles regresará a Italia hacia mitad de semana, probablemente junto con Tarek Aziz, viceprimer ministro del régimen iraquí y católico de rito caldeo. Aziz será recibido el viernes por el Papa y, el sábado, visitará Asís --capital mundial de la paz-- para rezar ante la tumba de San Francisco.

LA RESPUESTA

Tarek Aziz puede traer la respuesta de Sadam a la invitación papal de "reflexionar seriamente sobre una auténtica cooperación internacional" con los inspectores de la ONU, tal como anticipó el portavoz vaticano, Joaquín Navarro.

"Es una misión hasta los confines de la esperanza", declaró ayer el cardenal francés camino de Ammán, Jordania. Desde ese país, Etchegaray viajará por el desierto durante 12 horas hasta Bagdad, donde será recibido por Sadam.

Ambos se conocieron a mitad de los años 80, cuando el cardenal visitó a los prisioneros de Irán e Irak, durante la guerra que enfrentó a los dos países y que causó un millón de muertos. "El Papa no se resigna a la guerra, y yo soy su mensajero", dijo Etchegaray.