Una semana después de su explosivo testimonio ante el Congreso en la investigación del 'impeachment' a Donald Trump, al que señaló de haber orquestado una campaña de presión a Ucrania que podría constituir soborno, Gordon Sondland, embajador de Washington ante la Unión Europea, vuelve a estar bajo los focos, pero esta vez por la denuncia pública de tres mujeres que acusan al millonario hombre de negocios y hotelero de Oregón de acoso sexual.

La web ProPublica y el 'Portland Monthly' publicaron el miércoles una investigación conjunta en que las tres mujeres denuncian que Sondland, de 62 años, las sometió a avances sexuales no deseados y, además, luego buscó castigarlas profesionalmente por rechazarle. Sondland ha negado categóricamente las acusaciones, las ha tildado de falsas e inventadas y ha sugerido que han sido coordinadas por propósitos políticos.

CON NOMBRES Y APELLIDOS

Las acusaciones datan de antes de que Sondland fuera designado embajador por Trump, a cuyo comité de inauguración el empresario donó un millón de dólares. En los tres casos son hechas por mujeres que dan sus nombres y apellidos: Jana Solis, Natalie Sept y Nicole Vogel. Esta última es propietaria del 'Portland Monthly' y un portavoz de Sondland ha asegurado que ese hecho crea un ridículo conflicto de intereses, pero la publicación ha justificado que la dueña no participó en decisiones editoriales sobre la investigación.

Vogel ha contado que en 2003 intentó que Sondland, una destacada figura en los negocios y la filantropía en Portland, le ayudara a conseguir inversores para una revista de arte y cultura que quería lanzar. Según su relato, una noche él se comprometió a invertir su propio dinero en el proyecto y luego le invitó a ver uno de sus cinco hoteles. Allí, en una habitación, intentó besarla forzosamente. Ella lo rechazó recordándole que está casado. Poco después él le envió un correo electrónico pidiéndole detalles del plan de negocios de la revista y escribió perdona que haya sido tan basura.

La editora mantuvo después una comida de trabajo con Sondland para el proyecto y asegura que luego en el coche él le puso la mano en la pierna durante cerca de 10 minutos, con la mujer colocando la suya encima para evitar que el empresario la subiera. Unos días después, Sondland le escribió anunciando que decidía no invertir.

En el caso de Solis el supuesto abuso ocurrió en 2008, cuando ella empezó a trabajar para sus hoteles. La mujer, de 58 años, ha contado que primero en una visita a casa de Sondland él le expuso sus genitales y sugirió que tuvieran relaciones. En otra ocasión, en un ático del empresario, este la besó contra su voluntad y se avalanzó y colocó sobre ella. Según Solis tras sus rechazos él endureció las críticas a su trabajo y ella poco después lo dejó.

La tercera mujer que acusa al embajador es Sept, de 35 años, que acusa a Sondland de haber intentado besarla forzosamente también tras una reunión en 2010 donde él sugirió poder ayudarle a encontrar un trabajo. Tras el rechazo de la joven la oferta de trabajo nunca se materializó.

"Afectar su credibilidad"

En una carta a los medios que han publicado las denuncias Jim McDermott, un abogado de Sondland, ha tratado de retratar a las mujeres como quienes persiguieron al embajador para obtener beneficios financieros y personales y asegura que él declinó sus propuestas. El letrado cuestiona el momento de la publicación y afirma que se intenta afectar la credibilidad de Sondland como testigo de hecho en el 'impeachment'. Llega incluso a sugerir que dado el clima políticamente cargado en que se están desarrollando acontecimientos, alguien podría considerar esto una velada manipulación de testigo.