Si la ligazón entre el Partido Radical de Serbia, dirigido por el supuesto criminal de guerra Vojislav Seselj, ahora en la Haya, y el asesinato de Djindjic se sospechaba, el silencio a la hora de condenar el hecho es, como en el caso de HB y ETA, una sangrienta declaración de principios. Seselj fue alcalde de Zemun, la ciudad que da nombre al clan de donde preceden los presuntos asesinos y su partido ganó en las ultimas elecciones más de un millón de votos. La pregunta inquietante es ¿hay entre el popular político y el clan de Zemun algo más que una simple coincidencia ideológica?