Después de casi tres meses de parálisis política, el presidente italiano, Sergio Mattarella, designó ayer al economista y exdirectivo del Fondo Monetario Internacional (FMI) Carlo Cottarelli, conocido como míster recortes, de 64 años, para que forme el Gobierno, después de que el propio Mattarella vetara el domingo la lista ministerial propuesta por la xenófoba La Liga y el Movimiento 5 Estrellas (M5S), los dos partidos más votados en las elecciones de marzo. El líder del M5S, Luigi di Maio, hizo un llamamiento a las bases y a los votantes de su formación para que se movilicen pacíficamente contra el veto del jefe del Estado y anunció una movilización para el 2 de junio en Roma, día en el que se celebra la Fiesta de la República italiana.

Tras mantener una reunión con Mattarella en el Palacio del Quirinal, Cottarelli advirtió que el próximo Ejecutivo será breve. «Si obtengo un voto de confianza del Parlamento, las elecciones anticipadas tendrán lugar en el 2019, de no obtenerla, se celebrarán después de agosto», dijo. Hasta el momento solo los progresistas del Partido Demócrata (PD) del exprimer ministro Matteo Renzi han anunciado que votarán a favor del nuevo Gobieno que, según reveló Cottarelli, será de «una neutralidad absoluta».

RELACIÓN CON EUROPA / Cottarelli subrayó que su Gobierno «mantendrá un diálogo esencial con Europa», lo que no excluye una «amplia confrontación». «Somos uno de los países fundadores de la UE, lo que comporta un papel esencial y continuo, principalmente sobre el euro», dijo en clara referencia a La Liga y al M5S. Mattarella decidió rechazar el Gabinete de las dos formaciones populistas porque incluía como ministro de Economía a Paolo Savono, de 81 años, que no solo es un euroescéptico, sino también un economista contrario al euro y a «la jaula», en la que según él, Alemania ha colocado a la UE.

El presidente italiano resolvió así ayer, provisionalmente, el forcejeo que había protagonizado estos últimos días con La Liga y los indignados del M5S. Además de organizar movilizaciones en la calle, el M5S anunció que pedirá la destitución del presidente de la República. Según la Constitución italiana esta medida solo se puede presentar en caso de «alta traición» y de «atentado a la Constitución». En la historia de la joven República, nacida en 1948, solo ha ocurrido tres veces y en ninguna prosperó.

«Mattarella se arrepentirá», dijo Di Maio. «Ha sido un árbitro que ha hecho también de jugador», afirmó, por su lado, Matteo Salvini, líder de La Liga. Paralelamente, tanto en las redes sociales como en los balcones, ventanas y puertas de quienes no compartían la idea de un Gobierno de los populistas, aparecieron ayer pancartas de apoyo a Mattarella y una plataforma informática organizó incluso una recogida de firmas a favor del presidente. Otros, por el contrario, le amenazaron de muerte, por lo que la policía ha abierto una investigación.

Cottarelli es conocido como míster tijeras y míster recortes. En el 2013, el primer ministro Enrico Letta lo fichó para analizar la Administración y descubrir dónde podía recortar. Fijó posibles ahorros por 32.000 millones, pero más tarde manifestó su «frustración» por la falta de colaboración de políticos y funcionarios.

Mientras Cottarelli se reunía con Mattarella, el diferencial de los bonos de deuda italiana respecto a los de Alemania subió cada minuto que pasaba, hasta alcanzar un 235 respecto a los 170 de meses atrás. A algunos les pareció una estrategia de presión para resolver la situación política. La especulación fue tan evidente que Beppe Grillo, fundador del M5S, afirmó que «la gente está envilecida, porque las personas han sido sustituidas por amigos de los mercados».

La solución hallada por el presidente Mattarella para cerrar el largo periodo poselectoral tendrá varias consecuencias. La coalición de centroderecha, que integra La Liga y Forza Italia (FI) de Berlusconi, podría dividirse al votar la confianza al Ejecutivo de Cottarelli. Salvini avisó ayer a Berlusconi de que «si FI vota a favor o se abstiene será evidente que la alianza se rompe».