"Encontraré a mi hijo. Donde quiera que esté, lo encontraré". En la ciudad destruida de Banda Aceh una madre indonesia sigue removiendo los escombros de su casa buscando a su hijo. Aunque cientos de cuerpos han sido ya enterrados en las fosas comunes, Nur Hanifah no quiere perder la esperanza. Animada por una fuerza desesperada, quiere encontrar a su hijo de 17 años. Su otro hijo, Taufan Arziari, comparte la misma obsesión devoradora: "verifico cada cadáver que veo, para tratar de encontrar a mi hermano", relata el adolescente de 12 años.

Cuatro días y cinco minutos después del terrible seísmo que mató a decenas de miles de habitantes en el norte de la isla indonesia de Sumatra, numerosos supervivientes prosiguen la búsqueda para encontrar, vivos o muertos, a sus familiares.

El niño explica que dormía en la casa familiar cuando un fuerte temblor de tierra le despertó. Se precipitó al exterior para buscar a su hermano, pero al apercibirse de la inmensa masa de agua que se aproximaba echó a correr en sentido contrario. Nur Hanifah se encontraba fuera de Kampung Kedah, el barrio situado junto al mar en Banda Aceh, la capital de la provincia del mismo nombre, en la que han sido censados más de 80.000 muertos. Cuando pudo regresar y contempló lo que quedaba de su casa cayó en la desesperación.

Escenario desolador

La ciudad se había convertido en segundos en un escenario de desolación: calles cortadas, frágiles casas de madera o incluso de ladrillo pulverizadas, coches volcados, cuerpos flotando en medio de la calzada.

En el campo de refugiados, el jefe del barrio le explicó que al menos cinco personas habían sobrevivido. Pese a lo irrisorio de esa cifra, la señora Hanifah se aferró a ella. "Saber que había supervivientes me dio la fuerza necesaria para hacer todo lo posible por mis hijos", dice. Sin comer, medio loca de dolor, regresó una y otra vez para remover los escombros de su barrio. En la barriada todavía se ven cuerpos flotando en el río Kreung. Según el coronel Ahmad Basuki, portavoz del Ejército, unos 25.000 cadáveres seguían diseminados en Banda Aceh el jueves.

Temperaturas tropicales

Un hombre ennegrecido por la putrefacción estaba pegado contra la puerta metálica de lo que fue la prisión del distrito. Su carne se ha hinchado por el agua antes de pudrirse bajo la temperatura tropical. El Ecuador divide la isla de Sumatra.

Cut Zaini, de 45 años, tomó el primer avión de Yakarta a Aceh para buscar a los miembros de su familias, cuando las comunicaciones telefónicas estaban cortadas. "Mi madre ha sobrevivido pero mi hermano, mi sobrino y otras tres personas de la familia han desaparecido", dice.

En la mezquita de Baiturrahman el olor a descomposición se prende en la garganta. En el mercado adyacente, otros cadáveres no han sido todavía identificados. Es muy probable que sus parientes también también estén muertos.