Ya en El arte de la guerra , el estratega chino Sun Tzu hablaba de la importancia de los espías. "Nadie recibe mejor trato en el Ejército, nadie recibe recompensas tan grandes, ningún asunto se mantiene tan en secreto como su trabajo". Hoy, una semana después de que un hombre asestara en una base estadounidense en Afganistán el golpe más letal a la CIA en 26 años, llevándose en un atentado suicida la vida de cuatro de sus agentes, de otros tres contratistas de la agencia y de un oficial jordano la trascendencia del espionaje, sus riesgos y sus retos, han vuelto a salir a la luz.

La primera pregunta que se planteó tras la matanza del 30 de diciembre fue cómo fue posible que el hombre entrara con explosivos en la base Chapman. Y la respuesta más probable --era un agente doble-- abre las puertas a una historia que demuestra una sofisticación inusitada en Al Qaeda, puede poner en peligro la colaboración de EEUU con aliados de vital importancia como Jordania y amenaza con frenar uno de los frentes de lucha contra los terroristas.

Si bien la CIA mantiene su habitual férreo silencio, primero la cadena Al Jazeera y luego los medios estadounidenses, citando fuentes del espionaje, han identificado al responsable de la masacre. Se trataría de Hammam Khalil Abu Mallal al-Balawi, un médico jordano nacido hace 36 años en Zarqa. Durante un tiempo firmó como Abu Dujana al-Khorasani numerosos textos en el foro yihadista en internet al-Hesbah, donde reclutaba.

A finales del 2007, al-Balawi fue arrestado en Jordania por su servicio de espionaje. Según algunos medios, fue torturado durante su encarcelamiento, un periodo en el que los servicios de espionaje trataron de reclutarlo como confidente, como agente secreto. Con su formación podría ayudarles a localizar a Ayman al-Zawahiri, el también médico egipcio que es el segundo en la cadena de mando de los terroristas de Al Qaeda.

Lo ocurrido el 30 de diciembre confirma que los jordanos pensaron haber triunfado. Al-Balawi debió darles datos e información sobre Al Qaeda que pudieron contrastar. Aunque siguió mostrando su devoción a la yihad en declaraciones a medios como Vanguards of Khorasan, revista asociada al Al Qaeda en Afganistán, los jordanos debieron creerle si les dijo que era parte de su tapadera. Y así, convencidos de que tenían en él a un importante activo, lo llevaron a la base Chapman.

La CIA demostró confiar en los jordanos y mantuvo un encuentro con el supuesto agente doble. Como señal de confianza, al-Balawi no pasó los rigurosos controles de seguridad e hizo estallar la bomba que escondía bajo sus ropas.