"Oí una explosión muy fuerte, inmediatamente pensé que era unabomba". De este modo explicó uno de los afectados su primera impresión sobre lo sucedido en el céntrico barrio neoyorquino deChelsea. "Mis oídos silbaron", añadió. La deflagración, producida por un artefacto depositado en un cubo de basura, provocó la caída de cristales en todo el entorno de la zona donde se depositó el explosivo, en la calle 23 oeste entre la sexta y séptima avenidas, en el sur de Manhattan, a pocos centenares de metros de la zona cero de los atentados del World Trade Center el 11 de septiembre del 2001. Otro de los testimonios señaló que tembló todo el edificio en el que se encontraba, mientras los objetos caían y los heridos se alejaban gritando de la zona. El explosivo estalló poco antes de que pasara por allí una carrera popular y en el contexto de una Asamblea de la ONU en la ciudad con numerosos jefes de Estado y de gobierno. La competición deportiva empezó con retraso, lo que impidió que el impacto de la detonación causara un número mayor de víctimas.

La explosión tuvo lugar a las ocho y media de la noche del sábado, hora local. Y enseguida se sucedieron las escenas de pánico, con decenas de transeúntes corriendo para protegerse de este nuevo atentado. "Fue como un trueno", explicó una joven que estaba en la zona. La respuesta de los cuerpos de seguridad fue inmediata: numerosos coches policiales y ambulancias, y helicópteros sobrevolando la zona y ordenando a todos que se alejaran de las calles, que huyeran. Las primeras declaraciones del alcalde Bill de Blasio fueron para asegurar que en ese momento no había "evidencia" de que se tratara de un atentado. Pero al mismo tiempo se matizaba que lo sucedido era un "ataque intencionado" y posteriormente se admitió la raíz "terrorista". La policía dijo disponer de un vídeo en el que se observa a un individuo depositar un objeto en la zona.

No hay víctimas mortales entre la treintena de heridos, desplazados de inmediato a los hospitales más cercanos. "Por suerte, ninguna de las heridas es mortal", explicó un responsable del operativo de los bomberos.

UNA ZONA MUY POPULAR

Chelsea es uno de los barrios más populares de Nueva York, en el que en noches como la del sábado centenares de personas salen a disfrutar del fin de semana para ir de compras o acudir a bares y restaurantes. En las inmediaciones del lugar donde explotó la bomba hay una iglesia que estaba muy concurrida tan solo 24 horas antes, y una escuela. En definitiva, una zona muy animada en el corazón de la gran manzana neoyorquina. Varias cámaras de seguridad de edificios cercanos al lugar del atentado grabaron los efectos de la explosión sobre los cristales y la huida inmediata de las personas que paseaban por las inmediaciones a esa hora.

Pese a la fuerte deflagración, y según imágenes de la televisión, los vecinos reaccionaron con bastante calma. Un testigo explicó al canal NY1 que en la zona no había humo y que después de las primeras señales de pánico y nerviosismo, había vuelto la tranquilidad, la circulación de autobuses y taxis, y la presencia de vecinos y turistas. Eso sí, una calma rodeada de un espectacular despliegue de agentes y vehículos de seguridad.

Los responsables de seguridad animaron a los ciudadanos a comunicar a la policía cualquier objeto sospechoso en la ciudad, al tiempo que aseguraron que se perseguirá y pondrá ante la justicia a los responsables del atentado. Unas declaraciones presididas por la prudencia, también a la hora de responder a las eventuales vinculaciones entre el atentado neoyorquino y la explosión, menor, en una papelera en el vecino estado de Nueva Jersey. Los responsables políticos anunciaron que a partir de ahora se hará más notable la presencia policial, armada, en el metro y otros lugares de la ciudad.