"Aunque el enemigo sionista mate a más líderes de Hamas, otro liderazgo surgirá y continuará la lucha hasta la victoria". Desgañitado. Irritado. Dolido. Amenazante. El portavoz de Hamas, Abdelaziz Rantisi, sonaba atronador en la mezquita de Al Omeri de Gaza, donde ayer se celebró el funeral de Ismail Abu Shanab, el número tres del movimiento islamista que el jueves fue asesinado cuando su coche fue bombardeado en Gaza.

Rantisi acudió, junto a miles de personas --cerca de 100.000, según algunas fuentes-- al homenaje fúnebre que ayer rindió Gaza a Abu Shanab. Cojo --secuela del intento de asesinato selectivo israelí del que se salvó hace unos meses--, Rantisi no estuvo con su correligionario las cuatro horas que duró el cortejo, pero sí recorrió a pie el largo camino entre la mezquita de Al Omeri y el cementerio de Sheij Raduan, donde Abu Shanab fue enterrado. Un espectacular cordón de hombres armados protegía los pasos del aclamado líder de Hamas.

Unos metros detrás suyo, igualmente protegido, igualmente idolatrado, andaba otro líder islamista, Ismail Abu Haniyah. Y en algún punto del camino entre la mezquita y el cementerio se había desviado el líder de Hamas, el tetrapléjico jeque Ahmed Yasín, quien accedió a la mezquita por una puerta de servicio cuando la calle estaba repleta de gente.

EL ALIENTO DE LOS APACHE

En ningún momento los tres estuvieron juntos. En ningún momento los tres estuvieron más de media hora seguida en el mismo lugar. La mano de Sharon es larga y Hamas siente el aliento de los helicópteros Apache en su cogote.

"No a la tregua, no a la Hoja de ruta, sí a la resistencia militar", atronaban los altavoces de las furgonetas. Gaza enterró ayer con ira a tres cadáveres humanos y a uno político que algunos en Ramala luchan por resucitar. Los cuerpos de Abu Shanab y sus dos guardaespaldas, envueltos en las banderas de Hamas, fueron transportados en volandas por la multitud en su periplo por media Gaza. El cadáver político, la tregua --en árabe, la hudna -- era un ataúd blanco decorado con las banderas de Israel y EEUU.

"La muerte de Abu Shanab ha sido una gran muerte, porque hace callar a los bocazas que hablan de la hudna y abre las puertas a la resistencia y al martirio". El primer ministro palestino, Abu Mazen, uno de los bocazas , no es un hombre demasiado querido en Gaza. El funeral repartió odio contra Israel, pero también resentimiento contra Abu Mazen. "Hermanos de Hamas, estamos con vosotros, nos vengaremos con vosotros", prometía el vocero de Al Fatah.

VICTORIA O PARAISO

El movimiento islamista retomó ayer Gaza. Los policías de Mohamed Dahlan --el brazo ejecutor de Abu Mazen-- y sus flamantes coches nuevos casi desaparecieron de las calles. Los niños con las banderas verdes de Hamas asomaban detrás de cualquier esquina.

"Mi padre sabía, cuando se unió a Hamas, que sólo tenía dos caminos: el de la victoria o el del paraíso", decía Hamsa, uno de los hijos de Abu Shanab, frente a su casa. A apenas 10 metros vive Rantisi. Seguramente, anoche no durmió allí.