En Casino Royale, la última película de James Bond, una mano asesina envenena su martini, dejándole fuera de juego. En la vida real, las cosas no funcionan de forma muy diferente. El 1 de noviembre, Alexander Litvinenko, un exagente secreto ruso, conocido adversario del presidente Vladimir Putin, se sintió súbitamente enfermo después de almorzar en Itsu, un bar japonés de sushi en el centro de Londres.

Allí le había citado un contacto secreto que debía entregarle documentos confidenciales. Litvinenko, que llegó a ser coronel de la KGB, el servicio secreto de la antigua Unión Soviética, y que dejó su país para exiliarse a Gran Bretaña, explicó que su misterioso contacto parecía nervioso y no probó bocado.

"Me dio un documento de cuatro páginas y dijo que lo leyera", afirmó. Los papeles contenían una lista de nombres de gente aparentemente relacionada con el asesinato en Moscú de la periodista Anna Politkovskaya, un escándalo que Litvinenko está investigando. "Pocas horas después del encuentro comencé a sentirme tan mal como nunca antes me había sentido. Era como si mi vida pendiera de un hilo", contó el exespía. El enfermo, de 44 años, fue ingresado en el University College Hospital, donde permanece internado en estado grave, pero estable, bajo fuerte protección policial.

MATARRATAS Los doctores han confirmado que Litvinenko ingirió sales de talio, un metal altamente tóxico, usado como matarratas antes de ser prohibido. Incoloro e inodoro, la potente sustancia puede fácilmente ser confundida con la sal común.

Hasta dentro de unas semanas no se sabrá si el enfermo logrará recuperarse porque órganos vitales como el corazón, el hígado o el sistema nervioso han podido resultar dañados. Los hombres de Scotland Yard se muestran reservados sobre el asunto, pero confirman que hay una investigación que puede reabrir algún capítulo de la guerra fría.