La reforma aprobada por la Cámara baja reduce el porcentaje de leyes que requieren la aprobación de la Cámara alta (representación regional), del 60% a casi un 30%. Los representantes regionales tendrán menos capacidad de bloquear proyectos legislativos. A cambio, el Estado cede a los länder (estados federados) competencia en muchos sectores, desde la educación o el sistema judicial hasta los horarios comerciales.