Horas antes de la publicación de sus memorias, George Bush ofreció su primera entrevista televisiva tras dejar la Casa Blanca, en la que se declaró una voz "disidente" en su Gobierno contra la guerra de Irak: "Era una voz disidente. No quería utilizar la fuerza". Ya en el libro, rememora que en la víspera del bombardeo de Bagdad, paseó por el jardín de la Casa Blanca. "Rezé por nuestras tropas, por la seguridad de nuestro país y para tener fuerzas en los días venideros". Bush dedica dos capítulos a Irak. Admite errores, como la declaración de victoria a bordo de USS Abraham Lincoln. Dijo que no vio la pancarta de Misión cumplida. "Mi discurso decía que aún quedaba mucho por hacer, pero la percepción fue otra. La puesta en escena no estuvo bien".

Sobre la inexistencia de las armas de destrucción masiva con las que justificó la guerra, dice: "Tengo dolor de estómago cada vez que pienso en ello".