El presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, amenazó ayer a la Unión Europea (UE) con dejar que los refugiados que están en territorio turco entren en Europa, a no ser que la UE ofrezca ayuda económica y logística a su país. «Hasta ahora, Turquía ha recibido 3.000 millones de euros de apoyo. Pero nuestro gasto ha sido mucho mayor. Europa no ha cumplido sus promesas. Queremos crear una zona segura en el norte de Siria y colocar un millón de refugiados allí. O sucede esto o, de lo contrario, tendremos que abrir las puertas [hacia Europa]. No vamos a cargar con este peso solos», afirmó Erdogan.

«Dadnos apoyo logístico y podemos construir viviendas a 30 kilómetros de la frontera en el norte de Siria», señaló. El presidente turco también anunció que a finales de este mes comenzará la operación militar para crear esa zona, lo que supone expulsar a las milicias kurdas que dominan la región, y que son aliadas de Estados Unidos en la lucha contra el Estado Islámico.

Horas antes de la advertencia a la UE, el presidente turco se mostró partidario de dotar a su país de armas nucleares. «Algunos países tienen misiles con cabezas nucleares. Pero nos dicen que nosotros no podemos tenerlos. Esto no lo puedo aceptar», dijo.

El anuncio del mandatario ha sorprendido en la propia Turquía. Nunca el país eurasiático había considerado ni debatido si debía tener bombas atómicas propias, aunque se especula que ya hay este tipo de armamento en territorio turco.

Aunque nunca se ha confirmado oficialmente, se cree que EEUU guarda algunas de sus armas nucleares en la base militar que tiene cerca de la ciudad de Adana, en el sur del país. Pero ahora Erdogan asegura querer una propia, con sello turco.

EL CASO DE ISRAEL / Se desconoce aún en qué medida las palabras de Erdogan responden a un deseo real. Una de las características de los discursos del mandatario es que, envalentonado ante los suyos, anuncia intenciones e ideas que, sabe, gustan a su público. Luego, semanas más tarde, la agenda política cambia, la atención de la sociedad se centra en otra cosa y nadie se acuerda de lo que dijo el presidente ese día.

Hay precedentes: Erdogan ha dicho en muchas ocasiones que no estaría en contra de restaurar la pena de muerte si el Parlamento lo decidiese; y que apoya que Santa Sofía -museo desde hace 95 años- se reconvierta en mezquita. Ninguna de las dos cosas, de momento, ha pasado. «Tenemos a Israel cerca, casi como nuestro vecino. Ellos asustan a otros países con misiles nucleares. Casi no hay ningún país desarrollado en el mundo que no tenga misiles con cabezas nucleares».