En una primera polémica pero marcando desde el comienzo su postura y su afinidades ideológicas, el nuevo canciller brasileño, Ernesto Araújo, asumió formalmente su cargo y declaró su "admiración" por Israel, los Estados Unidos, la "nueva" Italia y Polonia, así como por los países latinoamericanos que se "liberaron" de la izquierda.

"Admiramos a los que luchan por sus patrias, admiramos el ejemplo de Israel, que no dejó de ser una nación porque no tenía suelo; admiramos a Estados Unidos; a la nueva Italia, a Polonia, a los países latinoamericanos que se liberaron del Foro (izquierdista) de Sao Paulo y a quienes luchan contra la tiranía en Venezuela", dijo.

Frente a buena parte del cuerpo diplomático acreditado en el país y a todo el personal del Ministerio de Relaciones Exteriores, Araújo hizo un discurso de contenido filosófico y religioso, con el que explicó las líneas maestras de su nueva gestión y enalteció la figura del nuevo presidente, el ultraderechista Jair Bolsonaro.

SU VISIÓN DEL COMERCIO EXTERIOR

En lo comercial, propuso una firme promoción de las exportaciones brasileñas y sobre todo de las del sector agropecuario, y sugirió que sean planificados nuevos métodos de negociación de acuerdos.

"En algunos casos negociamos acuerdos con modelos de los años 90 y desde los años 90", declaró en una aparente alusión a las largas discusiones para un tratado de libre comercio entre el Mercosur y la Unión Europea (UE), que se discute desde hace casi dos décadas.

En ese marco, también sostuvo que Brasil ha negociado siempre desde una posición de "debilidad", pero que ahora lo hará "desde una posición de fuerza", en su calidad de "gran productor de alimentos", entre otros factores.

"Hay quien cree que Brasil no tiene poder para nada. Y somos un país universalista, pero eso no significa no tener opiniones ni tampoco querer agradar a todos, porque Brasil no existe solamente para agradar. Quiere ser escuchado y tiene mucho que decir", afirmó.

NO A LA GLOBALIZACIÓN

En lo político, uno de sus objetivos será sumar a Brasil a "la lucha para revertir el globalismo", que buscar poner intereses internacionales por encima de los nacionales, y "llevar a todas partes la sagrada libertad".

Según dijo Araújo, la actuación del país en el sistema político multilateral, "se orientará en función de los que es importante para los brasileños, no para las organizaciones no gubernamentales", y los diplomáticos del país defenderán "los derechos del ser humano" y entre ellos, "el derecho a nacer".

El canciller apuntó que Brasil no permitirá que "el globalismo mate su alma en nombre de la competitividad" y que eso será evitado "con la palabra", que es "todo lo que necesitamos". En Naciones Unidas, Brasil ya no servirá a los intereses de organizaciones no gubernamentales internacionales, afirmó en un discurso después de su toma de juramento.

Las ideas de Araújo sobre relaciones internacionales representan un abrupto quiebre con las posturas tradicionalmente conciliatorias de Brasil. Araújo dijo que es momento de que los brasileños se concentren en el patriotismo y que se preocupen menos por el orden global.