EDAD 38 AÑOS

NACIONALIDAD HOLANDES

PROFESION Y CARGO PERIODISTA, PORTAVOZ DE MSF EN BANDA ACEH

Se busca un relato de primera mano de lo que hay, dos semanas después, en el lugar de la tragedia. ¿Qué se ve fuera, por la ventana? Erwin Vantland no se toma ni un segundo en responder. "Nada. No hay luz. Todo está oscuro". Banda Aceh es como un pueblo fantasma. Arrasada por el tsunami, la ciudad indonesia no ha empezado ni a curarse las heridas. Médicos sin Fronteras (MSF) ha desplazado a un centenar de personas al lugar para atender a las víctimas. El portavoz de la ONG en el lugar habla con este diario desde el edificio en el que se han instalado algunos voluntarios, en uno de los barrios menos dañados por el seísmo.

--Hablemos de las necesidades de los supervivientes.--Básicamente hay dos problemas: los traumas psicológicos y el tratamiento de heridas. Hay muchos heridos que no han sido tratados, que llevan dos semanas así. Tienen heridas infectadas, infecciones de piel; necesitan un hospital. También hay muchas personas con problemas respiratorios por haber estado expuestas todo el tiempo a condiciones climatológicas extremas. Al calor y al sol, y sin ninguna protección.

--¿Y los traumas psicológicos?--Casi todos tienen traumas mentales serios. A muchos se les ha quitado el apetito. La gente que ha sobrevivido tiene pavor de que el mar vuelva. Los psicólogos no dan abasto.

--¿Hay suficientes voluntarios?--A día de hoy viernes somos 98 personas, más de la mitad, indonesios. Hay gente que trabajaba en proyectos que ya estaban en marcha en Yakarta y Papúa. Cada día hacemos unas 300 consultas, pero cada día, por suerte, nos llegan más manos.

--Muchos se quedaron sin nada. ¿Qué hacen, dónde duermen?--Imagínese. Es gente que viste la misma ropa que tenía puesta el día del tsunami, que no tiene jabón para lavarla ni para lavarse. Algunos están en los edificios universitarios, otros se contentan con improvisar un techo en cualquier lugar. Pero hay algo que nos ha llamado mucho la atención. Ayer, en las afueras de la ciudad, en un lugar donde todo quedó destruido, vimos a un grupo de personas construyendo de nuevo con la madera de los bosques. Gente que está construyendo nuevos poblados. La gente tiene muchos recursos; se sirve de lo que tiene a mano para salir adelante.

--Parece que hay gente que se está aprovechando de los niños. ¿Han adoptado medidas especiales?--En cualquier emergencia prestamos atención a las personas más vulnerables; es decir, niños y mujeres embarazadas. Aquí estamos haciendo lo mismo, pero sin adoptar ningún dispositivo especial. En lo que se refiere a atención médica, nos ocupamos por igual de todos.

--¿Qué problemas tienen?--El más grave es el de la movilidad. Los transportes terrestres están inutilizados, y las vías, tapadas. La única manera de transportar a voluntarios y material humanitario es por helicóptero, y ahora mismo sólo disponemos de uno. Probablemente tengamos otro dentro de unos días, pero ahora mismo sólo tenemos uno. Hay lugares de la provincia de Aceh a los que todavía no hemos podido llegar. Por suerte, los indonesios han mostrado un gran sentido de la solidaridad. Se ayudan mucho entre ellos.

--¿Qué ve por la ventana?--Nada. Pero en un rato tendré que salir, y a esta hora la ciudad es espeluznante. Lo único que hay son manadas de perros. Y silencio. Peor que cualquier película de terror.