Se llama Jay Garner, es general retirado y ha sido "designado" por el presidente norteamericano, George Bush, como futuro "administrador civil interino de Irak".

Eso es lo que anunció ayer un alto responsable del Pentágono, mientras los diplomáticos de medio mundo vivían un frenesí negociador para tratar de dar una última oportunidad a la paz. Y es que los esfuerzos diplomáticos del premier británico, Tony Blair, para que se apruebe una nueva resolución en el Consejo de Seguridad de la ONU no han detenido ni un segundo la cuenta atrás hacia la guerra. Los estrategas militares de EEUU ultiman sus planes de ataque y los asesores de Seguridad Nacional de Bush están más ocupados organizando el nuevo régimen iraquí --dando por supuesto el rápido derrocamiento de Sadam-- que preparándose para la votación que debería autorizar (o desautorizar) el uso de la fuerza.

"Al fin y al cabo", explicaba Paul Wolfowitz --secretario adjunto de Defensa--, "los demás países, tanto si forman parte de la coalición (contra Sadam Husein) como si no, deben comprender una cosa: Estados Unidos detenta la responsabilidad definitiva de actuar para asegurar la paz y la seguridad de nuestro país y de nuestro pueblo". Wolfowitz, uno de los más duros halcones del Pentágono, sostiene que decenas de países se unirán a EEUU en una "formidable coalición" para invadir Irak, aunque "algunos prefieren no ser nombrados hoy".

INCLUSO SIN LOS BRITANICOS

Si hemos de creer a Wolfowitz, estaban ayer perdiendo el tiempo los que trataban de ganarlo en la ONU. Porque al Pentágono no le hace falta ni siquiera el aliado británico --que ha desplegado 48.000 soldados en el Pérsico--, según puntualizó el secretario de Defensa, Donald Rumsfeld, cuando se le planteó que la Cámara de los Comunes podría revocar los planes bélicos de Blair, ante la creciente oposición a la guerra en su Partido Laborista.

Algo parecido les dijo el portavoz de Bush, Ari Fleischer, a los seis países indecisos cuando éstos propusieron esperar entre 30 y 45 días más para comprobar si Sadam se sigue desarmando: "Ni hablar". Sólo el portavoz del Departamento de Estado, Richard Boucher, más diplomático, estimó que Washington podría acceder a "una ligera modificación de la fecha" del 17 de marzo que establecieron --como ultimátum final a Sadam-- el Reino Unido, EEUU y España en su proyecto de resolución.

ACCION EN MARZO

Sólo el embajador británico ante la ONU, Jeremy Greenstock, consideró posible una moratoria antes de la ruptura de las hostilidades, pero advirtió a los indecisos : "Hablamos de acción en marzo".

De hecho, varios de esos seis países han decidido ya. Pakistán, Camerún y Guinea quieren abstenerse en la votación; México y Chile quisieran votar no , y Angola ha sido convencida de que debe votar . En la práctica, puede que sólo dos o tres de esos países se atrevan a disgustar a EEUU, absteniéndose. Aun así, la resolución bélica no obtendría el mínimo de nueve votos. Además, el presidente ruso, Vladimir Putin, está dispuesto a interponer el veto, igual que Francia.

PROPUESTA INVIABLE

Puesto que todo ello hace inviable la aprobación de la propuesta, sólo cabe interpretar la insistencia de EEUU en votarla cuanto antes como una prueba más de que el calendario de la guerra ya está decidido. En ese caso, cuanto antes se quite de encima el engorro diplomático, mejor (desde su punto de vista).

Aunque a algunos les parezca sospechosa cualquier postura pacifista. El presidente del Gobierno, José María Aznar, está ahora sugiriendo que Francia, Rusia y China se oponen a la guerra por sus "intereses materiales" en Irak. Sin embargo, lo que se acaba de desvelar es que Richard Perle --el más entusiasta paladín de la guerra en el Pentágono-- es socio ejecutivo de la empresa Trireme, que ganará miles de millones de dólares con el conflicto.