La policía eslovaca introdujo en el equipaje de un electricista del país de 49 años, residente en Irlanda desde hace tres y sin que él lo supiera, una sustancia explosiva para probar la efectividad de los controles en el aeropuerto de Poprad. Pero no solo nadie detectó la sustancia sino que el policía que la había colocado se olvidó de sacarla del equipaje. Cuando llegó a Dublín, el anónimo ciudadano recibió una llamada informándole de que llevaba explosivo en la maleta y dándole instrucciones de cómo manejarlo.

A partir de aquí, las peticiones de disculpas han llovido en cascada. Primero, el Gobierno de Eslovaquia admitió ayer que fue un error que la policía colocara explosivo en la maleta de un ciudadano sin avisarle. Segundo, el Ministerio de Interior eslovaco reconoció que "el funcionario de policía cometió un error tonto y falto de profesionalidad" porque "se olvidó de retirar la muestra de explosivos". Los agentes habían depositado varios gramos de hexógeno (RDX) en el equipaje de dos viajeros eslovacos en el aeropuerto de Poprad a la espera de que un perro sabueso los detectara, pero el animal solo descubrió uno de los explosivos.