La presión internacional para impedir la muerte por lapidación de Sakineh Mohammad Ashtiani, la iraní condenada por adulterio, no hace más que aumentar. El Gobierno español se sumó ayer a la oleada de condenas y aprobó una declaración en apoyo de Ashtiani en la que aboga por la erradicación definitiva de la práctica de la lapidación.

Según la declaración aprobada en el Consejo de Ministros y anunciada por la vicepresidenta, María Teresa Fernández de la Vega, el Gobierno "está decidido a impulsar una acción concertada ante las autoridades de Irán para lograr que Ashtiani no sea ejecutada y apoya las gestiones diplomáticas oportunas ante el Gobierno de Teherán que está llevando a cabo la presidencia belga de la UE, siguiendo instrucciones de la alta representante europea Catherine Ashton".

El Ejecutivo que preside José Luis Rodríguez Zapatero se declara dispuesto, en coordinación con sus socios de la UE y de otros países, a "promover y apoyar" en el ámbito de la ONU toda acción encaminada a lograr que la ejecución de Ashtiani y, en general, la práctica de la lapidación sean definitivamente abandonadas. La declaración insta al Gobierno de Irán a cumplir con sus obligaciones internacionales derivadas del Pacto Internacional de los Derechos Civiles y Políticos y le "anima" a eliminar la lapidación de su legislación.

Italia también se moviliza. Una tela con la cara de Ashtiani ondea desde el jueves en el Ayuntamiento de Roma, en el Ministerio de la Igualdad, en una plaza de Florencia y en otras ciudades de Italia. Siguiendo una iniciativa de los Verdes, desde el jueves también se ha montado un retén de ciudadanos que se van turnando frente a la embajada de Irán en Italia. Francia ha movilizado también a su diplomacia para salvar a Ahstiani. Mientras, el filósofo Bernard-Henri Lévy encabeza una campaña de recogida de firmas para pedir el indulto.