España ha recibido con recelo la pretensión italiana de liderar la fuerza multinacional que la ONU desplegará en el sur del Líbano. El Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero considera que la complejidad de la misión, a la que prevé aportar entre 700 y 800 militares, exige una dirección operativa de probada experiencia y eficacia, que Roma no puede garantizar. Para el Ejecutivo, ese papel solo lo podría asumir Francia, después de que EEUU y el Reino Unido se autoexcluyeran de la operación ante la evidencia de que no son bienvenidos en el mundo árabe.

"Aquí no se trata de que mande el que más soldados ponga, sino el que tenga la capacidad de liderazgo", declaró a este diario una fuente próxima al diseño de la estrategia española, en alusión a que Italia ha ofrecido un contingente de entre 2.000 y 3.000 soldados.

RECTIFICACION El Gobierno español confía en que Francia rectifique la tibieza que ha exhibido en los últimos días respecto a su participación en la misión y acceda a llevar las riendas del operativo. De no ser así, el Ejecutivo "acatará" el mando italiano si así lo deciden la Unión Europea y la ONU. Italia cuenta con el respaldo de EEUU e Israel, así como del jefe del Gobierno libanés, Fuad Siniora. Lo paradójico del caso, según las citadas fuentes, es que, en el escenario de un mando italiano y un aislamiento francés, aumentarían las posibilidades de España para ocupar puestos de relieve en la cadena de mando.

El debate sobre el mando de la operación no es, ni mucho menos, el único foco de preocupación para Zapatero. El presidente español, en sintonía con el país vecino, Francia, se opone a la tramitación de una nueva resolución de la ONU sobre el Líbano que incluya como objetivo de la misión el desarme de Hizbulá, como pretende Estados Unidos.

También quiere Zapatero claridad sobre la naturaleza y la operatividad de la fuerza, en concreto sobre la potestad que tendrán las tropas para el uso de la fuerza. El jefe del Ejecutivo es partidario de que ese poder coactivo se restrinja al máximo, no solo para reducir el riesgo, sino para evitar que la misión se vea arrastrada a situaciones de enfrentamientos que puedan interpretarse desde el mundo árabe y musulmán como un servicio a los intereses de EEUU e Israel.

Los dolores de cabeza por la misión no son exclusivos de España. La confusión reina en toda la UE. La presidencia finlandesa de los Veinticinco convocó ayer una reunión extraordinaria de ministros de Exteriores en Bruselas, el viernes próximo, a la que asistirá el secretario general de la ONU, Kofi Annan, para discutir la contribución europea a la fuerza. También en Bruselas se celebrará hoy un encuentro de altos cargos de Exteriores y Defensa de la Unión para intercambiar opiniones sobre los aspectos técnicos y políticos de la misión.

Pese a la ofensiva de Italia para abanderar la misión, el ministro de Asuntos Exteriores de ese país, Massimo D´Alema advirtió ayer de que no enviará soldados al Líbano si el Ejército israelí "sigue disparando", informa Rossend Dom¨nech. D´Alema añadió que la fuerza contará con entre 6.000 y 8.000 soldados, un tercio de ellos italianos. Fue precisamente Italia el país que solicitó el encuentro ministerial del próximo viernes.

EL PP PIDE EL DESARME En España, el PP reiteró que el desarme de Hizbulá es "imprescindible" para el éxito de la misión en el Líbano. El portavoz popular en la Comisión de Exteriores en el Congreso, Gustavo de Arístegui, abogó por una resolución que fije "con claridad" quien debe hacer el desarme. Señaló De Arístegui que la resolución 1701 es "ambigua" al respecto.