Los equipos de rescate españoles, que han llegado hoy a la base de Torrejón de Ardoz (Madrid) desde Haití, han rescatado a una decena de personas vivas entre las ruinas de Puerto Príncipe, donde han vivido bajo una gran presión y con incidentes aislados por la tensión de la población, despojada de todo. A bordo del Boing 707 de las Fuerzas Aéreas, que ha transportado el cuerpo de la subinspectora de la Policía Nacional, Rosa Crespo, han venido 18 ertzainas, quince bomberos y perros de Madrid, siete bomberos y perros de Castilla y León, cuatro guardias civiles y cuatro policías, junto a seis haitianos y varios civiles españoles. Hasta hoy, los contingentes internacionales de rescate, incluidos los españoles, han conseguido sacar a 121 personas vivas de los escombros.

Entre los haitianos se encontraban Alonso, y su hija Membiline de 17 años, y Vanesa, una joven de madre española, acompañada de sus tres niños pequeños; todos ellos estaban aún muy aturdidos y Vanesa ha rehusado hablar. Alonso, que ha perdido en el terremoto a su otra hija y a su padre, ha pedido ayuda porque aún hay muchas personas en la calle y no hay suficiente comida, ha explicado a EFE. Una portavoz del equipo de la Guardia Civil especializado en la búsqueda, ha indicado que la principal dificultad ha sido la falta de agua y los problemas de seguridad y de comunicaciones.

Pese a que no se han producido incidentes graves, sí ha habido algunos enfrentamientos verbales con la población civil, ha añadido la Guardia Civil, ya que tras la conmoción inicial "la gente tomó conciencia de su situación real" y afloraron los nervios porque había muchas necesidades. Los bomberos de la Comunidad de Madrid (ERICAM) desplazados a Puerto Príncipe, en colaboración con otros equipos, han rescatado a tres personas: un niño de dos años, un joven de 20 años y una adolescente de 14.

Según la portavoz de ERICAM, Ana Coll, las dificultades en el tráfico aéreo han retrasado mucho la llegada de sus materiales de trabajo, con lo que han tenido que utilizar "mucha maña e ingenio". En el rescate del niño por parte de los bomberos madrileños y castellanoleoneses también participó el médico de Protección Civil de Getafe, Ignacio Bugella, quien ha descrito la situación de caótica, con alrededor de "700.000 heridos, miles de amputaciones y los hospitales abarrotados". Según Bugella, todavía hay cadáveres en las calles de Puerto Príncipe.

Otros equipos, como el formado por 18 ertzainas, han encontrado personas, pero ninguna con vida. Su coordinador, Jon Likana, ha recibido en la base Torrejón una llamada telefónica del consejero del Interior del País Vasco, Rodolfo Ares, para felicitarle por la labor realizada en Haití. En el avión ha viajado también la becaria del Fondo de las Naciones Unidas para el Desarrollo de la Mujer (UNIFEM), Natalia González Páramo, quien estaba trabajando en las dependencias de esta agencia en el momento del terremoto. "Nada más sentirse los temblores pensé que iba a parar porque, me dije, en Haití no hay seísmos, pero no se pasó y fueron 54 segundos muy largos. Al poco vimos a nuestras espaldas cómo caía el edificio de la misión de la ONU para Haití, y después me sacaron en volandas y me colocaron bajo el marco de una puerta", ha añadido.

Según Natalia, las paredes "se movían como chicles, era impresionante. Empezamos a salvar a otros compañeros y de camino a las instalaciones de la ONU en el aeropuerto se cayó un muro sobre un camión y un autobús. Los viajeros del autobús murieron todos, del camión sacamos a gente en estado muy grave y en shock".