La Administración estadounidense sigue mostrando profundos reparos para atreverse a definir la situación del conflicto en Irak como una guerra civil. El último ejemplo ha llegado con un informe de 90 páginas de 16 organismos de la Dirección Nacional de Inteligencia. En ese documento, en el que se analiza la situación y se hace una estimación para los próximos 18 meses, se lee: "El término guerra civil no captura adecuadamente la complejidad del conflicto (...) Pero describe acertadamente elementos clave".

Uno de esos "elementos clave" es la violencia sectaria que enfrenta a los iraquís entre sí y que, según el documento, es la máxima amenaza contra la seguridad en Irak, por delante de la violencia de Al Qaeda. El informe, que fue entregado ayer al Congreso, pinta una situación muy complicada y con visos de empeorar.