Si hay un país, además de España, donde la situación en Cuba se sigue muy de cerca es en EEUU. Se calcula que son más de un millón los cubanos y cubanoamericanos que están instalados mayoritariamente en Miami, pero también en Nueva York y Los Angeles. Dicen que sus votos han sido importantes para llevar a más de un presidente hasta la Casa Blanca y, al igual que el lobi judío, siguen teniendo mucho poder de presión en el Congreso. Pues bien, el reciente anuncio de la liberación de 52 presos políticos por parte del régimen castrista no ha perturbado en lo más mínimo la agenda del día, centrada en asuntos más apasionantes como el intercambio de espías con Rusia, y solo ha sido mencionado de pasada en la gran mayoría de medios de comunicación, salvo contadas excepciones como The Washington Post, que habló de un mero "gesto marginal" en una editorial, y la más que lógica cobertura que hicieron los diarios de Florida.

La reacción oficial desde Washington se limitó a unas breves declaraciones el jueves de Hillary Clinton en las que se refirió a un acontecimiento "tardío" pero "positivo". Ni una sola palabra en público del presidente Obama o algún portavoz de la Casa Blanca.

DESDE MIAMI Donde sí hubo reacciones fue en Little Havana, el barrio donde se concentra buena parte de la comunidad cubanoamericana de Miami. Desde la Fundación Nacional Cubano Americana hablaban sus directivos de una "cesión" por parte de los hermanos Castro ante la presión por la huelga de hambre llevada a cabo por el disidente Guillermo Fariñas, así como por las manifestaciones pacíficas protagonizadas por las Damas de Blanco.