La elección de Joseph Ratzinger para ocupar la silla de Pedro ha llevado a los críticos a abrir un prudente y silencioso paréntesis. Dicho en corto: cuesta Dios y ayuda dar con alguien que disienta de Benedicto XVI. "A todos los gobernantes les damos 100 días de confianza", recordó ayer Lope Rubio, rector del Colegio Español en Roma desde hace 14 años. Y dijo más: "Es de los cerebros más capaces que conozco en todo el mundo".

La euforia es palpable. La primera postal del Papa alemán que se ha distribuido se vende a dos euros y a muy buen ritmo, sobre todo cuando se acercan a las tiendas de souvenirs los connacionales del nuevo Pontífice. Los carteles están al caer. Como explicó ayer un comentarista radiofónico, "la elección en sí misma es motivo de felicidad, y el resto queda en segundo plano". Rubio profundizó: "En España tenemos una imagen de él que no es del todo exacta: en las reuniones participa como uno más, sin imponer su criterio".

Nuevos caminos

Cristóbal Robledo, de 38 años, cura desde hace cuatro y profesor ayudante en la Universidad Gregoriana, que prepara el doctorado en Teología, explicó su entusiasmo: "A mí me llena de alegría su bagaje teológico, y que es de una gran humildad y de una gran austeridad".

Y Robledo, de vocación tardía, dio más detalles: "No admito esta dimensión del lenguaje que habla de conservadores y progresistas. Creo que hay personas con fidelidad a la doctrina y hay otras que buscan nuevos caminos con algún riesgo. En esa tensión avanza la Iglesia. No creo que él rechace estos nuevos caminos".

Pero, ¿hay riesgo de división? Salvatore Drallo, un maestro de Milán, rara avis crítica, meditó la respuesta. "Los cardenales han votado con miedo al entorno. Han tenido una reacción defensiva que entraña el riesgo de división", sostuvo. "Hay demasiados focos en el escenario".

Verdaderamente deslumbrantes, cabe precisar. La guía de un grupo de españoles señalaba ayer junto al obelisco de la plaza de San Pedro dónde quedan los aposentos de Benedicto XVI. Sus clientes se perdieron el pasado martes el "habemus papam". "Ganó por unanimidad", les aseguro. Ellos asintieron, aunque lo cierto es que nadie ha hecho saber hasta la fecha por cuánto ganó Ratzinger.

Misas parroquiales

Para el domingo, la mayoría de parroquias romanas unirán sus campanas a los focos, justo a la hora de la misa que oficiará el Papa en San Pedro, con gobernantes de medio mundo en los primeros bancos. "Hasta entonces no haremos gran cosa", dice un vicario. A las puertas de Santa María de los Angeles y los Mártires se han limitado a poner un letrero: "Viva el Papa, bendito de Dios".