La euforia y la satisfacción estallaron ayer en Estados Unidos y, ante todo, en Boston, con el arresto anoche de Dzhokhar Tsarnaev, el joven de 19 años que era uno de los dos sospechosos del atentado en el maratón de Boston el lunes. Herido grave pero vivo, ingresado en el hospital Beth Israel, Tsarnaev había sido protagonista de una persecución que durante 22 horas mantuvo en vilo y en jaque a todo el área metropolitana de Boston y su arresto, según declaró a la nación el presidente, Barack Obama, ponía " fin a un capítulo de esta tragedia".

Por un momento pareció que Tsarnaev había logrado escapar. Poco después de las seis de la tarde (las 12 de la noche en España) las autoridades comparecieron en rueda de prensa para explicar que había sido infructuoso el cerco que habían montado en Waterston, epicentro de la búsqueda, y donde la noche anterior su hermano mayor, Tamerlan, de 26 años y también sospechoso, había caído abatido en un tiroteo con la policía.

Minutos después de esa rueda de prensa, un vecino de la calle Franklin llamó a las autoridades para informar de que había descubierto siguiendo un rastro de sangre a un hombre herido en un barco que tenía en su jardín. Resultó ser el joven, que había resultado herido en el cuello y en la pierna en el tiroteo en el que murió su hermano. Un helicóptero detectó también señales térmicas en el barco y un potente despliegue de fuerzas del orden se desplazó hasta la casa.

Hubo, según contó el comisionado de policía de Boston, Ed Davis, intercambio de fuego. Siguió una negociación. Y el joven estadounidense de origen checheno se entregó o fue arrestado.

Al estallido de alegría de las fuerzas del orden y el "lo tenemos" del alcalde de Boston, Thomas Menino, le siguió una explosión de júbilo en la ciudad. Los vecinos de Waterston, Cambridge y Boston, que habían sido instados a quedarse en sus casas todo el día, tomaron las calles y bebieron, celebraron y llenaron de gritos patriotas el aire que todo el día había estado enrarecido, con todo el área metropolitana convertida en escenario de una potente operación policial y militar.

La fiscal de Massachussets, Carmen Ortiz, anunció que es demasiado pronto para decir si se buscará la pena de muerte para el joven, al que inicialmente no se leyeron los derechos gracias a una exención legal creada en casos de terrorismo.

"Obviamente sigue habiendo muchas preguntas sin respuesta", dijo Obama, que realizó un llamamiento también a evitar precipitarse en juicios y abogó por el respeto a la diversidad y la demonización de grupos ni por motivos religiosos ni de procedencia. Pese al origen checheno de los Tsarnaev, eran residentes legales (de EEUU y ciudadano en el caso del superviviente) y Obama habló de los sospechosos como "jóvenes que han crecido y se han educado en Estados Unidos".