El Parlamento Europeo se inclinó ayer por hacer una pausa en la ratificación de la Constitución de la Unión Europea (UE), ahondando la crisis política de los Veinticinco, tras el súbito cambio de postura del Grupo Popular que pidió "congelar" el proceso de votaciones. El brusco giro del Grupo Popular, instigado por la delegación española a instancias de la cúpula del PP, causó sorpresa en la institución.

En contra de lo que había defendido desde el no en el referendo francés, el líder del grupo popular, Hans Gert Pöttering, afirmó que "la situación más adecuada ahora es introducir un compás de espera, congelando los referendos". El giro del principal grupo de la Eurocámara, con 268 escaños sobre un total de 732, fue instigado la víspera por la delegación española. El líder del PP, "Mariano Rajoy, ya había dicho que no tenía sentido seguir con el proceso de ratificación", explicó el eurodiputado popular Gerardo Galeote.

El Grupo Socialista mantuvo la posición de que "el proceso debe continuar", aunque enfatizó que hay que responder a las inquietudes de los ciudadanos. "Hemos cerrado demasiado los ojos al alejamiento cada vez mayor de los ciudadanos del proyecto europeo", reconoció el presidente socialista, Martin Schulz. El viraje de los populares es "inexplicable", comentó el líder de la delegación española, Enrique Barón. "Decir que hay que hacer una pausa es poco menos que decir que hay que archivar la Constitución", aseguró.

Además de los socialistas, sólo los Verdes parecen apoyar la continuación del proceso de ratificación en los 13 estados pendientes. No obstante, el copresidente de los Verdes, Daniel Cohn-Bendit, insistió en la necesidad de un debate de los líderes europeos sobre el futuro de la UE, sin refugiarse en "medias verdades".

TRATADO "CADUCO" Los liberales defendieron "suspender el proceso de ratificación" y "abrir un periodo de reflexión seria" sobre el futuro de Europa. El líder del Grupo Liberal, Graham Watson, instó a los líderes de Francia y de Holanda a aclarar si sus países "estarán en condiciones un día de ratificar la Carta".

Francis Wurtz, por la Izquierda Europea, aseveró que el Tratado "está caduco" y pidió retirar los planes de ley de liberalización de los servicios y de regulación del tiempo de trabajo para recuperar la confianza social. La derecha soberanista y la extrema derecha no ocultaron su satisfacción por fracaso de los referendos de Francia y Holanda, y reclamaron que se abandonaran los proyectos de profundizar la integración europea.

ASUNTO DE LOS ESTADOS Incluso el presidente de la Comisión Europea, el conservador portugués José Manuel Durao Barroso, enfrió ayer su respaldo a seguir con el proceso de votaciones. "Las ratificaciones son ante todo un asunto de los estados miembro", declaró. "Es a ellos a quienes corresponde decidir".

Sólo la presidencia luxemburguesa de la UE mantuvo un firme respaldo al proceso. La Constitución "sigue viva", afirmó el ministro luxemburgués de Asuntos Europeos, Nicolas Schmit. El presidente de la Eurocámara, Josep Borrell, interpretó que la mayoría se inclina por continuar el proceso de ratificación, aunque sea después de una pausa.