La alemana Pierrette Herzberger-Fofana nació en Malí, creció en Senegal, obtuvo un diploma universitario en Francia y el doctorado en Alemania. Desde mayo del 2019 es eurodiputada del grupo de los Verdes en el Parlamento Europeo ante cuyo pleno denunció ayer haber sido víctima de la violencia de la policía belga. «El martes, saliendo de la Estación del Norte, vi a nueve policías acosando a dos negros. Tenía el teléfono y saqué una foto. Cuatro de ellos, armados, me empujaron contra la pared, me arrancaron el bolso, me abrieron las piernas y me trataron de forma humillante», relató desde su escaño minutos antes de un debate dedicado al asesinato de George Floyd en EEUU y a las protestas antirracistas desatadas en todo el mundo en el que denunció la existencia de «un racismo sistémico, institucionalizado y dirigido contra los negros y todas las minorías».

Herzberger-Fofana explicó que cuando dijo que era eurodiputada tampoco le creyeron aunque tenía sus dos pasaportes con ella y la acreditación del Parlamento Europeo. «Me pidieron la tarjeta de residencia belga y se la di. Hoy les he denunciado porque no podemos cerrar los ojos ante esta violencia policial», agregó, calificando de «traumática» su experiencia, hasta el punto de que decidió pasar la noche en la sede de la Eurocámara porque no tuvo «el valor de salir», confesó entre los aplausos de sus colegas.

El copresidente de su grupo, Philip Lamberts, reclamó al presidente del Parlamento Europeo, David Sassoli, que presente una protesta formal ante las autoridades belgas «y se sancione a quien sea necesario» porque su colega «no cometió ningún delito», sino que fue acosada por la policía por hacer una foto que en Bélgica es legal. La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, abogó por «luchar contra el racismo sin descanso».