El Gobierno de Alexis Tsipras anunció la semana pasada, apenas tres días después de que el Eurogrupo concediera a Grecia medidas a corto plazo para aliviar la deuda, una serie de decisiones destinadas a apoyar a los más vulnerables cifradas en 617 millones de euros. Entre ellas, una paga extra para los pensionistas con ingresos inferiores a 800 euros mensuales y el aplazamiento de la subida del IVA en las islas del Egeo. La decisión, adoptada de forma unilateral y sin aviso previo a Bruselas, ha provocado enfado en algunas capitales -especialmente en Berlín- y ha llevado al mecanismo europeo de estabilidad (MEDE) a paralizar temporalmente las medidas.

“El programa de ayuda a Grecia solo será un éxito si todos los participantes están de acuerdo. Es imperativo que las medidas no sean decididas de forma unilateral”, se quejaba este miércoles un portavoz del ministerio que dirige el alemán Wolfgang Schauble. Los desencuentros entre Atenas y el resto de capitales europeas no son nuevos. La segunda revisión del programa de rescate de 86.000 millones aprobado el año pasado continúa con extremada lentitud y la decisión de Tsipras, que este jueves participa en la última cumbre del año de jefes de Estado y de Gobierno de la UE y tiene previsto verse el viernes en Berlín con la cancillera Angela Merkel, augura marejada.

INFORME EN ENERO

“Las instituciones han concluido que las acciones del Gobierno griego parecen no estar en línea con nuestros acuerdos. Algunos estados miembros así lo han considerado y no hay unanimidad para implementar las medidas a corto plazo sobre la deuda”, zanjaba poco después a través de un comunicado el portavoz del presidente del Eurogrupo, Jeroen Dijsselbloem. Quedan por tanto congeladas a la espera de que las instituciones responsables evalúen el impacto de las medidas en los compromisos asumidos por Atenas y remitan el informe completo en el mes de enero.

“Los directores y gobernadores del fondo de rescate y del mecanismo europeo de estabilidad evaluarán entonces el análisis y decidirán cómo proceder”, han explicado desde el MEDE. La decisión paraliza, por tanto, medidas destinadas a premiar las reformas de Atenas como la extensión de los vencimientos de los préstamos desde los 28 hasta los 32,5 años, y el compromiso de dar mayor margen al Gobierno de Tsipras para devolver parte de los préstamos.