El presidente del Parlamento Europeo, Martin Schulz, ha sido uno de los dirigentes europeos que más abiertamente se había pronunciado sobre las consecuencias de la victoria de Donald Trump durante la campaña: “Trump no solo es un problema para la Unión Europea sino para el mundo entero”, alertaba en septiembre. Sus palabras reflejan el temor a que la llegada del magnate estadounidense de los negocios inspire a los populistas del viejo continente y sea la antesala de lo que puede ocurrir en Europa en apenas semanas y meses cuando países como Italia, Austria, Francia, Holanda o Alemania acudan a las urnas.

Y precisamente políticos como Marine Le Pen (Francia), Nigel Farage (Reino Unido) y Geert Wilders (Holanda), además del polémico primer ministro húngaro Viktor Orbán (Hungría), han sido los primeros este miércoles en las redes sociales en felicitar al45º presidente de Estados Unidos por su victoria. “No estoy contento”, ha admitido Schulz. “La UE está comprometida a mantener la relación pero esperamos lo mismo del futuro presidente de Estados Unidos”, ha añadido poco antes de publicar una declaración oficial en la que califica de "inequívoca" la victoria de Trump y en la que lamenta la polarización que vive el país. "Ha logrado convertirse en el abanderado de la angustia y el temor de millones de estadounidenses(...) El papel de Trump en la diplomacia y la toma de decisión se pondrá a prueba desde el primer día y requerirá de una combinación adecuada de responsabilidad, moderación y liderazgo", avisa.

Las reacciones, desde que Hillary Clinton diera por perdida la batalla, han empezado a producirse con cuentas gotas. Entre las primeras, la alta representante para la política exterior europea, Federica Mogherini. “Los lazos son más profundos que cualquier cambio político. Seguiremos trabajando juntos, redescubriendo la fortaleza de Europa”, ha dicho sin excesiva efusividad en un mensaje sin destinatario. En la misma línea, el responsable de negociar el 'brexit'en nombre de la Comisión Europea, el conservador galo Michel Barnier. “Al igual que ayer pienso que hoy es mejor para los europeos estar juntos en vez de cada uno por su lado”.

Poco después han empezado a pronunciarse otros dirigentes como el presidente del gobierno español, Mariano Rajoy, que ha felicitado al nuevo presidente. “Seguiremos trabajando para reforzar la relación que nos une a Estados Unidos, socio indispensable”, ha dicho a través de las redes sociales en un mensaje personal. Y también lo han finalmente los presidente de la UE, Donald Tusk, y de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, que en una carta conjunta recuerdan a Trump que "es más importante que nunca reforzar las relaciones trasatlánticas" porque solo mejorando la cooperación podrán responder a retos como el del Estado Islámico, las amenazas a la soberanía de Ucrania, el cambio climático o la inmigración. "Tenemos que consolidar los puentes que hemos construido a través del atlántico. Los europeos confiamos que América continuará invirtiendo en sus alianzas con sus amigos y aliados", confían. Y como muestra de buena voluntad, una invitación. "Aprovechamos esta oportunidad para invitarle a que visite Europa para una cumbre UE-Estados Unidos". Una cita para despejar incertidumbres que a día de hoy son muchas.

DEFENSA EUROPEA

Y la primera de ellas se llama OTAN. Trump lleva meses poniendo en cuestión que Estados Unidos deba asistir a los países aliados de forma automática ante un eventual ataque de Rusia o de cualquier otro país, aunque se active la cláusula de defensa mutua, y condiciona ese apoyo a que los países de la Alianza Atlántica empiecen a aumentar su gasto en defensa. “Prefiero ser capaz de continuar con los acuerdos existentes pero solo si los aliados dejan de aprovecharse de una era de generosidad estadounidense que ya no es asequible”, advertía en verano. Y como magnate de los negocios que es pone el acento en el dinero. “Estamos gastando dinero. Estamos gastando una fortuna”, alertaba.

Pero si hay un elemento que causa especial inseguridad y temor en la UE es la complicidad que ha mostrado con el presidente ruso,Vladimir Putin, a quien ha mostrado una admiración que es mutua. “Es brillante, muy pintoresco, tiene mucho talento. Un líder absoluto”, ha dicho de él el dirigente ruso. “Es un gran honor ser halagado de esa forma por un hombre tan respetado dentro de su país y más allá”, le respondía Trump. “Somos muy diferentes pero nos llevaríamos bien juntos”, añadía hace unos meses.

RELACIONES TRASATLÁNTICAS

Los cimientos de la seguridad europea no es lo único que tiemblan ante la eventual llegada de Trump. Si hay un capítulo que está en cuarentena y no solo por la división que genera dentro de la Unión Europea ese es el Tratado de Libre comercio (conocido como TTIPen sus siglas en inglés) que negocian la Unión Europea y Estados Unidos desde hace tres años. Trump ya ha anunciado que si llegaba a la Casa Blanca enterraría esta negociación “un acuerdo que nadie entiende” y que apostaría por el proteccionismo y por subir tarifas y aranceles. “Si hablamos de comercio, estamos perdiendo una cantidad inmensa de dinero, según muchas estadísticas unos 800.000 millones de dólares”, cifraba recientemente.

INMIGRACIÓN

Unos de los ejes de campaña y que le han aupado a la Casa Blancaes el control de la inmigración, uno de los mayores retos a los que se enfrenta Europa. Y la postura que adopte en este terreno y su respuesta en política exterior tendrá consecuencias cruciales en Europa ya que una intervención mucho más activa en los conflictos que se viven en Oriente Próximo podría empeorar la crisis y aumentar los desplazamientos masivos hacia el viejo continente.