Sostenido por la hoja de coca, los caramelos y el agua, el presidente de Bolivia, Evo Morales, cumplió ayer su quinto día de huelga de hambre y reiteró su decisión de continuarla hasta que el Congreso apruebe la nueva ley electoral que permitirá realizar los comicios generales el 6 de diciembre. La oposición de derechas frustró en ocho oportunidades el cambio legislativo. En la madrugada del domingo se había llegado a un acuerdo: la elaboración de un nuevo padrón electoral con datos digitalizados de cuatro millones de ciudadanos y 300.000 residentes en el exterior. Los conservadores plantearon ayer una nueva exigencia para abrir paso a la ley electoral: la renuncia del presidente de la Corte Nacional Electoral (CNE), José Luis Exeni.