El termómetro ha rozado esta semana los 40 grados en Madrid en varias ocasiones. En las habitaciones del hostal Welcome --donde en la entrada pende un cartel que anuncia camas disponibles por 13,90 euros-- hace un calor difícil de aguantar. De ahí que uno de los bienes más buscados estos días por las familias cubanas recién llegadas del Caribe sean los ventiladores. Hasta cuatro personas comparten una habitación, que tiene como mobiliario una pequeña mesa y taquillas de latón a modo de armario. Los lavabos son compartidos, así que las colas son habituales en las horas punta de la mañana. La comida, servida en platos de latón, aseguran que no es nada buena.

El hostal, inaugurado hace cuatro años, es un establecimiento abierto al público que tiene, sin embargo, un número de camas comprometidas con la Cruz Roja, los servicios sociales de varios municipios y algunas oenegés para acoger a los más desprotegidos, en su mayoría inmigrantes. En medio de un polígono industrial, una pequeña terraza en la entrada es lo más apetecible, con diferencia, de la zona. "Hasta el cubano más pobre tiene un ventilador", decía, con sorna, Belkis Barzaga Lugo, de 46 años, hermana de Mijail, uno de los presos liberados. Pero las condiciones del hostal son solo una de la batería de quejas expuestas por los recién llegados.

"SALIDA PERMANENTE" La queja más sólida hace referencia al hecho de que España no les haya dado el estatus de refugiado político. Insisten en que son engañados cuando les aseguran que pueden volver a Cuba siempre que quieran, dado que en sus pasaportes reza "salida permanente" y que les retiraron el documento de identidad cubano. Fuentes del Ministerio de Exteriores español insistieron ayer en dejar claro que los presos pueden retornar a la isla con el pertinente permiso del Gobierno cubano --es decir, "nunca", según los afectados-- y que sus familias pueden volver siempre que quieran.

Las mismas fuentes explicaron que las familias recibirán ayuda económica hasta que encuentren trabajo, aunque aseguraron desconocer la cuantía con el argumento de que cambia en función de cada núcleo familiar. Además, añadieron, se les ofrecerá un seguimiento para facilitar su paulatina incorporación. "Nos están dispersando", denunció, además, Omar Rodríguez, uno de los presos liberados al constatar que los llegados de la isla esta semana --nueve que elevan a 20 el total-- ya no han sido trasladados al hostal de Vallecas. "Así evitan que nos unamos, nos quitan fuerza", añadió Omar.

Fuentes de Exteriores, argumentaron que no hay tal voluntad de dispersión, sino que la Cruz Roja fija los destinos en función de la disponibilidad. De hecho, tras fuertes reticencias iniciales, varias familias han dejado Madrid para iniciar su nueva vida en Málaga, Logroño y la localidad valenciana de Cullera.