El ciudadano estadounidense exagente del FBI Robert Levinson, que desapareció en Irán en el 2007, estaba trabajando en una misión de la agencia de inteligencia de la CIA sin el conocimiento de oficiales responsables de este tipo de operaciones. Así lo ha revelado el diario The Washington Post, que explica que Levinson viajó en el 2007 a la isla iraní de Kish en misión secreta no autorizada para investigar un presunto caso de corrupción según algunas fuentes y para reunirse con un fugitivo buscado por la muerte de un crítico con el régimen de los ayatolá en territorio estadounidense en 1980, según otras.

Tras esa gestión en Kish en marzo del 2007, Levinson desaparece sin dejar rastro, supuestamente detenido por los servicios de inteligencia iranís, que lo habrían interrogado para obtener información sobre la CIA. No obstante, Irán ha negado consistentemente que tenga nada que ver con la detención de Levinson, el estadounidense que más tiempo ha sido mantenido como rehén en el extranjero por motivos políticos en la historia del país.

Tras su desaparición, tanto la CIA como el FBI garantizaron ante el Congreso de EEUU que Levinson no tenía relación alguna con las agencias en ese momento y minimizaron sus lazos con él, al tiempo que destacaron que no estaba realizando ninguna misión durante su viaje. Por contra, meses después del secuestro se filtraron varios correos electrónicos del propio Levinson y otros documentos que sugerían que fue enviado a Irán por orden de varios analistas de la CIA que no tenían autoridad para llevar a cabo misiones en el extranjero.

Sanciones en la CIA

Dichas revelaciones desencadenaron una investigación interna a gran escala en la CIA que se saldó con la imposición de medidas disciplinarias contra diez empleados, entre ellos tres importantes analistas que fueron obligados a abandonar sus puestos. Asimismo, la agencia modificó las normas que definen las relaciones entre los analistas y los contratistas, incluyendo académicos y otros expertos que no trabajan directamente para la agencia, dificultando así a los empleados mantener este tipo de relaciones. Finalmente, admitió que era responsable de Levinson durante su viaje a Irán y pagó a su mujer 2,5 millones de dólares (1,8 millones de euros), según han relatado fuentes de Inteligencia. Asimismo, entregó a la familia otros 120.000 dólares (unos 87.295 euros), el coste de la renovación de su contrato.

Levinson, que ahora tendría 65 años, dejó el FBI en 1998 y pasó a trabajar como investigador en el sector privado, pero mantuvo contactos con la CIA, con la que trabajó como contratado externo para obtener información de la guerrilla colombiana, del expresidente venezolano Hugo Chávez o del programa nuclear iraní.

Pruebas de vida

Las últimas pruebas de vida que recibió la familia de Levinson fueron en abril del 2011. Un conjunto de imágenes en las que aparecía con ropa de presidiario naranja y rogaba su liberación.

A finales del pasado noviembre, la Casa Blanca pidió ayuda a Irán en sus intentos por localizar y liberar al exagente del FBI, ante las sospechas de Washington de que se encuentra retenido en el país. A pesar de que ha aparecido en varias fotografías y vídeos, el Gobierno iraní ha afirmado en varias ocasiones no conocer su paradero y no tener pruebas de su presencia en el país.

En las imágenes enviadas a su familia aparece con barba y vistiendo un mono de color naranja. Asimismo, mostraba cinco carteles en los que se podía leer 'Cuarto año... ¿No podéis o no queréis?', 'Este es el resultado de 30 años de servicios a EEUU', '¿Por qué no me ayudáis?', 'Estoy en Guantánamo, ¿sabéis dónde está?' y 'Ayudadme'.

En un vídeo de 54 segundos de duración enviado a la familia y publicado en diciembre del 2011 para intentar colaborar en la investigación, Levinson pide "ayuda para volver a casa". El teléfono utilizado para enviar las fotografías pertenecía a un afgano sin relación con el suceso, mientras que el vídeo fue enviado desde un locutorio de Pakistán.