Como si los secuaces de Zarqaui quisieran dejar en evidencia a los neocons del equipo de Cheney y Rumsfeld, en Irak se está fraguando el triunfo del terrorismo como instrumento político. En vez de cortar una de las cabezas de la hidra de Al Qaeda --supuestamente encarnada en Sadam Husein--, lo que ha conseguido Bush con su catastrófica guerra es que Irak se convierta en cuartel general mundial, campo de entrenamiento principal y laboratorio avanzado de toda técnica terrorista conocida o en desarrollo. Con resultados más que buenos para los sicarios de Bin Laden. Todo un éxito.

*Periodista.